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viernes, 31 de julio de 2015

Riesgo

(Ricardo Mansoler)




El riesgo de escribir

El riesgo de omitir,

de repetir:


dejar espacios libres

u ocupados


El riesgo de escribir:

de no escribir


entre las acciones posibles

y las posibilidades objetivas:


sujeto emisor,

entre la acción y la pasión,

entre el pasado y el futuro:


el riesgo


(dejar espacios libres bien delimitados

para futuras lecturas vacilantes)


El pasado no pasa, se construye

todo el tiempo y cobra

nuevas formas en la ilusión

de decir lo no dicho


El presente es parte de la historia:

sin historia no hay poema,

hay acciones procedentes

e improcedentes, pero ninguna

acción puede negar la procedencia

histórica ni licuar el pasivo

de la pasión insumida.


El riesgo de escribir

El riesgo de aspirar

El riesgo de invertir:


(lo que se invierte en el poema

no se recupera)


Toda emisión es inversión

y no hay inversión sin riesgo


El riesgo de escribir,

el riesgo de omitir,

de no asumir la condición extrema


(la producción versátil ha de tener

siempre un destino incierto)


que requiere el poema.


El riesgo de aspirar,

de vacilar


entre la ocasión que pasa

y la pasión que espera


(La ocasión no hace al poema,

aunque pueda generar un poeta

ocasional)





Fracaso parcial

(Asensio Escalante)

 


Cultivo el hábito de la perfección,

escribió el poeta citando al azar.


El que va sin rumbo,

librado al azar, sabe

que puede fracasar:

escribió el poeta fracasado.


Mis poemas son imperfectibles

porque parten del fracaso.


Versado en el arte de la cita,

no vacilaba en repetir:

hay experiencias que deben repetirse,

aún a sabiendas del fracaso.


Repetir es humano, tanto como

fracasar.


Lo único perfecto es la repetición:

aspirar a la perfección

es siempre condición para el fracaso,

volvió a citar.


Pero todo fracaso es parcial; no existe

el fracaso absoluto ni hay

el fracaso perfecto.


Puedo reconocer nuevos fracasos

por haber conocido otros.


Quien conoce el fracaso

no teme a fracasar:   sólo se teme

lo que no se conoce.


No hay que temer al fracaso

ni hay que temer a perder:

Al fracaso,  hay que perderle el respeto,

todo fracaso es parcial:


He fracasado, reconozco,

pero sólo como sujeto.










sábado, 11 de julio de 2015

El buen camino

(Vicente Narioh)



El sujeto está dividido,

como es sabido, en

más de un sentido -el

conocimiento depende de

los sentidos:   proveen información

del mundo exterior y del interior; el

mundo está dividido-


La  divisibilidad

es parte del mandato evolutivo:

Casi todo lo que somos, lo debemos

a la división y a la capacidad de

producir divisiones.


La diferenciación sexual -división divina-

creó las condiciones de nuestra ulterior

evolución, a través de sucesivas divisiones.


A partir del sexo dividido, se estableció

la división del trabajo, gracias a lo cual

pudimos dividirnos en clases, accediendo

a la lucha de clases, que determina nuestro

desarrollo histórico  -la Historia humana, es 

la historia de la lucha de clases-  


Hay sujetos más y menos desarrollados: 

El desarrollo nos divide

(pero la división nos desarrolla: al dividirnos

producimos diversidad, algo que siempre

enriquece al cuerpo social)


División y subdivisión sexual

promueven la movilidad social, condición

necesaria para sostener el desarrollo:

La movilidad social se divide:

ascendente y descendente -esta última

merece opiniones divididas, a pesar de

representar la forma más popular: es

algo natural que encuentre resistencia;

en las sociedades divididas no se puede

satisfacer a todo el mundo.


La movilidad social, tanto como la

movilidad sexual, efectos de la división

divina, son signos de un claro sesgo

evolutivo: vamos por el buen camino

-un camino que se divide-



 
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