(Vicente Narioh)
El oportunismo es un
humanismo:
Es humano aprovechar
la oportunidad,
buscarla e incluso
producirla o, empleando
un término más
oportuno: gestionarla.
(Hay términos que
se ponen de moda y
circulan con éxito
en casi todos los discursos
de una época. Las
modas son una expresión del
oportunismo: hay un
lenguaje oportunista, y
hay palabras que
deben su éxito -y hasta su
existencia- al
oportunismo)
Es humano aprovechar
cualquier cosa,
es humano sacar
provecho, aprovecharse,
extraer utilidad u
obtener algún beneficio
de cualquier objeto,
sujeto o relación.
Somos una especie
agresiva, invasora,
colonizadora y
oportunista: leí en una ocasión.
Sabemos: hay
oportunidades que no se repiten
-ni siquiera en un
marco de igualdad de oportunidades-
La igualdad de
oportunidades sólo le interesa
a los oportunistas,
se podría pensar con cierta lógica
y luego, formular
esta consigna superadora:
“Igualdad de
oportunidades para todos los sectores
del oportunismo”
Pero no, a ellos no
les interesa esa igualdad: consideran
que las mejores
oportunidades florecen con la desigualdad
(a mayor
desigualdad, mayores y mejores oportunidades)
Hay quien sostiene
que la desigualdad es condición
para la producción
de oportunidades, y por tanto la
igualdad de
oportunidades no es posible.
Contradicción
sustentable: Partiendo de la lógica más
elemental, es necesario
establecer igualdad de condiciones
para arribar a la igualdad de
oportunidades, esto es: que
todos tengan acceso a la misma
educación, los mismos
medios y los mismos estímulos para desarrollar sus
capacidades.
Es decir: que todos cuenten con las mismas armas
y todos
partan de cero, el mismo cero.
¿Sería esto
posible?
Y si accediéramos a
esta hipotética condición igualitaria
¿Para qué
querríamos igualdad de oportunidades?
Pues para acabar con
la igualdad, desigualarnos y volver
al círculo vicioso.
La igualdad de
oportunidades es una falsa igualdad,
una falacia que
parte de presupuestos falsos y sólo
sirve para
justificar el oportunismo.
El oportunismo no
tiene ideología, ni moral, ni ética,
lo que facilita el
movimiento: puede pasar de una vereda
a otra sin
dificultad.
El único principio
que rige siempre al oportunista es el del
propio beneficio, el
provecho, Y en su búsqueda, el fin
justifica los
medios.
Ningún oportunista
se reconoce como tal, no sería oportuno.
Prefieren asumirse
como pragmáticos, se adaptan a las
circunstancias y
condiciones del momento.
“Mi compromiso es
más pragmático que ideológico”
dijo un funcionario del campo de la ciencia.
¿Oportunismo científico?
Estamos ante una
oportunidad histórica, oímos más
de una vez… Pero
la historia siempre ofrece nuevas
oportunidades.
La oportunidad pasó,
pero al menos la pudieron
aprovechar los
oportunistas.
Pero no hay que ser
injusto, no podemos juzgar
la corrupción y el
oportunismo con nuestros
propios valores:
ellos tienen otros. Y cada sujeto
es objeto de
circunstancias que le son propias.
Los oportunistas
puros no conocen la culpa,
no se sienten
culpables y suelen atribuir las críticas
a la envidia:
Quienes nos señalan no son mejores
que nosotros; es
sólo que no tuvieron la oportunidad.