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domingo, 29 de mayo de 2016

Oportunistas puros

(Vicente Narioh)



El oportunismo es un humanismo:
Es humano aprovechar la oportunidad,
buscarla e incluso producirla o, empleando
un término más oportuno: gestionarla.

(Hay términos que se ponen de moda y
circulan con éxito en casi todos los discursos
de una época. Las modas son una expresión del
oportunismo: hay un lenguaje oportunista, y
hay palabras que deben su éxito -y hasta su
existencia-  al oportunismo)

Es humano aprovechar cualquier cosa,
es humano sacar provecho, aprovecharse,
extraer utilidad u obtener algún beneficio
de cualquier objeto, sujeto o relación.

Somos una especie agresiva, invasora,
colonizadora y oportunista: leí en una ocasión.

Sabemos: hay oportunidades que no se repiten
-ni siquiera en un marco de igualdad de oportunidades-

La igualdad de oportunidades sólo le interesa
a los oportunistas, se podría pensar con cierta lógica
y luego, formular esta consigna superadora:

“Igualdad de oportunidades para todos los sectores
del oportunismo”

Pero no, a ellos no les interesa esa igualdad: consideran
que las mejores oportunidades florecen con la desigualdad
(a mayor desigualdad, mayores y mejores oportunidades)

Hay quien sostiene que la desigualdad es condición
para la producción de oportunidades, y por tanto la
igualdad de oportunidades no es posible.

Contradicción sustentable: Partiendo de la lógica más
elemental, es necesario establecer igualdad de condiciones
para arribar a la igualdad de oportunidades, esto es: que
todos tengan acceso a la misma educación, los mismos
medios y los mismos estímulos para desarrollar sus capacidades.
Es decir: que todos cuenten con las mismas armas y todos 
partan de cero, el mismo cero.

¿Sería esto posible? 
Y si accediéramos a esta hipotética condición igualitaria
¿Para qué querríamos igualdad de oportunidades?
Pues para acabar con la igualdad, desigualarnos y volver
al círculo vicioso.

La igualdad de oportunidades es una falsa igualdad,
una falacia que parte de presupuestos falsos y sólo
sirve para justificar el oportunismo.

El oportunismo no tiene ideología, ni moral, ni ética,
lo que facilita el movimiento: puede pasar de una vereda
a otra sin dificultad.
El único principio que rige siempre al oportunista es el del
propio beneficio, el provecho, Y en su búsqueda, el fin
justifica los medios.

Ningún oportunista se reconoce como tal, no sería oportuno.
Prefieren asumirse como pragmáticos, se adaptan a las
circunstancias y condiciones del momento.

“Mi compromiso es más pragmático que ideológico”
dijo un funcionario del campo de la ciencia.
¿Oportunismo científico?

Estamos ante una oportunidad histórica, oímos más
de una vez… Pero la historia siempre ofrece nuevas
oportunidades.

La oportunidad pasó, pero al menos la pudieron
aprovechar los oportunistas.

Pero no hay que ser injusto, no podemos juzgar
la corrupción y el oportunismo con nuestros
propios valores: ellos tienen otros. Y cada sujeto
es objeto de circunstancias que le son propias.

Los oportunistas puros no conocen la culpa,
no se sienten culpables y suelen atribuir las críticas
a la envidia: Quienes nos señalan no son mejores
que nosotros; es sólo que no tuvieron la oportunidad. 


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