(Pascual Rambler)
Estamos hechos de
amor,
dijo una artista
(si aceptamos que el
canto
es arte: hay que
ser cautelosos, todos
cantamos, pero no es
condición suficiente;
no todos afinamos,
pero no todos los afinados
son artistas, ni
todas las voces son parte del arte.
Hay voces
trabajadas, desarrolladas, impostadas,
voces embozadas y
voces solapadas. Hay que liberar
la voz, pero eso
requiere técnica y trabajo, aunque
hay voces que no
pueden liberarse aunque se las
trabaje: el trabajo
no libera sino en forma parcial.
Hay quienes tienen
vocación, pero no condiciones.
Y quienes poseen
ambas, pero por diversos motivos
no pudieron obedecer
la voz de la vocación, y sólo
cantan por amor al
arte, cuando nadie los ve, bajo
la ducha: ese único
lugar donde todos sentimos que
cantamos bien)
¿Estamos hechos de
amor?
Si así fuera, el
amor se impondría como sentimiento
dominante en la especie.
dominante en la especie.
Si fuera sí, la
historia sería otra, bien distinta de la
nuestra.
nuestra.
(Sin embargo, las
historias de amor siempre tienen
su público, el
amor vende: entre otras cosas, también
es una mercancía)
¿Estamos hechos de
amor?
Estamos hechos de
aquello de lo que escapamos,
dijo alguien más
sensato.
Amar es dar algo que
no se tiene
a alguien que no lo
quiere, según Lacán.
El amor no se tiene:
hay que hacerlo.
Se hace el amor y
se tiene sexo -no lo inverso-
Para hacer el amor
hay que tener sexo:
todos tenemos
alguno, no hace falta amar
para tenerlo. Hay
sexo sin amor y hay
amor sin sexo.
Pero el sexo es
anterior: teníamos sexo
mucho antes de
conocer el amor.
Hay distintas clases
de amor
y orientaciones
sexuales diversas,
pero el amor está
asociado a nuestra condición
social, a la
conquista de la conciencia y al
comercio de la
palabra: sin la palabra
el amor humano no sería lo que es,
el amor humano no sería lo que es,
no sabríamos cómo
amar,
ni se hablaría de amor.
ni se hablaría de amor.
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