(Abel A. Borda)
El pasado no pasa,
se acumula sin pausa
y
se acomoda a las
condiciones
del presente.
El pasado no pasa:
pasa la necesidad, y
el pasado
la ve pasar,
reformularse, alimentarse.
El pasado no pasa,
sabe expresarse
en todos los
presentes.
¿Obrar en
consecuencia o ser
consecuente con lo
obrado?
Cada uno es artífice
de su pasado.
Ser consecuente es
virtud, sólo si
se acredita la
procedencia del pasado:
una buena causa.
Las causas se
dividen -hay que saber
dividir y separar:
el saber no ocupa lugar-
La división
proviene del pasado, provenimos
de organismos
elementales que se reproducían
por división, y
somos parte de un mundo
dividido; accedemos
al mundo sensible
en un proceso de
múltiples divisiones y
subdivisiones.
Somos materia divisible.
Somos pares e
impares: la paridad es una
percepción impar,
cada sujeto es único
y busca paridades
como puede -la división
obliga a aparearse-
Buscar la unidad es
una causa vana,
ninguna causa une ni
unifica, a lo sumo
aglutina o aglomera;
hay que asumir:
nunca nada es lo que
se espera.