(Senecio Loserman)
Un perdigón perdido
puede cambiar el
destino de una perdiz,
un aprendiz, un hijo
pródigo, un edecán,
un forastero.
¿Qué es la vida,
un frenesí?
¿un algoritmo, una
función?
¿ su pura
combustión ?
Un forastero nativo
o por opción
puede encontrarse
perdido y sin
referencias
próximas, en cualquier
parte del camino
(la vida es un camino
de ida). Puede
recurrir a un prójimo
presunto o eventual,
o puede vacilar:
siempre conviene
dudar del prójimo, una
categoría que no
ofrece ninguna certeza.
Pero puede también:
aceptar el desafío
y encontrarse a sí
mismo en la dificultad.
La vida es un
continuo desafío, cada
escollo, cada piedra
en el camino representa
una oportunidad para
superarse,
o al menos
encontrarse:
perdido y superado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario