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sábado, 29 de septiembre de 2018

Actividad parasitaria

 

(Ricardo Mansoler)



Vengo de procrastinar y estoy en éxtasis,
escribió el poeta que citaba, en ese estado
de excitación que sólo conocen los poetas al citar
y los amantes en su primera cita, amén del
consumidor compulsivo.

Citaba y parafraseaba, citaba para alterar -toda
creación es una alteración- para ser consecuente
con esta cita y sus principios filosóficos:
La poesía es una actividad parasitaria, se nutre
de fuentes diversas, puede abrevar en todo, no
conoce límites y no es autosuficiente: nadie vive
de la poesía, ni de la propia ni de la ajena.

No es pensable un poeta que no lea o haya leído
a otros.

El poeta es un parásito sagrado, para citar a otro
poeta.

Hay poetas que citan y que no; citar es un recurso
poético. Pero todos reconocen influencias, aunque no
lo reconozcan en forma explícita. Todos son.
deudores, están siempre reproduciendo algo que
recibieron. La destreza, el don propio de cada autor
está en la capacidad de alterar esa substancia recibida
y apropiada, y elaborar algo diferenciado, algo que
luzca original, propio de ser reproducido.
 
“El estilo propio, es la manera que encontró aquel
que escribe de reproducirse a sí mismo en el sistema
de la escritura”

El comercio de la palabra, no sólo nos convirtió en
sujetos, sino que nos arrojó al mundo del intercambio
continuo, mediatizando nuestras relaciones, agregando
necesidades, creando hábitos y alterando la vida.

Todas las fuentes están disponibles. Disponemos de
todo el pasado acumulado a cada instante. El creador,
nunca parte de cero, está siempre condicionado por su
condición temporal (la cultura a la cual pertenece)
como por todo lo que otros escribieron antes.

La supuesta libertad del acto creativo, acaso no esté en
expresar nuevas ideas, sensaciones o emociones, sino
en la forma de acceder y disponer ese material preexistente,
para reformularlo.

La reproducción es un mandato genético, puede ser una
necesidad biológica y también un negocio.

“Nada se opone tanto a la poesía como los negocios”
escribía Thoreau. “Toda poesía es hostil al capitalismo”
escribía Juan Gelman (que probablemente hubo leído a
Thoreau)

Podría seguir citando, y hacer un poema de citas, pero no
sé si sería un buen negocio: ya ha de estar hecho.



El negocio, más allá de su raiz negativa, es una forma
de comunión: comulgamos con la necesidad del otro,
compartiendo esa necesidad de intercambio. Necesitamos
compartir esa necesidad: Casi todo lo que hacemos está
vinculado en forma directa o no a algún intercambio
(Somos, incluso, producto de uno: nadie nace por voluntad
propia. Cito, “Nacer es protagonizar una reproducción
ajena” Somos el producto de una negociación en la que
no participamos. Cito: Nadie nace en su casa, todo el mundo
nace del Otro)

Los negocios mejoran la vida,
afirman los hombres de negocios.


 
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