(Monopsonio Fernández Holding)
Al pie de esta ve corta
vacilan vocaciones, vocablos
y versiones, vínculos y voces,
verbos, válvulas, vectores
y venenos.
Vamos: venimos,
abonando un vaivén unimembre
y uniforme, conservando
un volumen de verdades que
no se verifican.
La velocidad puede ser una virtud
en el juego y en la mesa -y en alguna
práctica deportiva-
La incorporación de la velocidad
como hábito en la lectura, hace que
el lector incremente la velocidad
de incorporación de escritura y
aumente el volumen incorporable,
así como permite que algunos poetas
se adelanten a su tiempo.
el lector incremente la velocidad
de incorporación de escritura y
aumente el volumen incorporable,
así como permite que algunos poetas
se adelanten a su tiempo.
El mundo de hoy, impone una velocidad
a nuestros actos: la velocidad es un
arma
cargada de futuro -el futuro es de los
que
pican en punta, los que llegan primero-
La lectura veloz
permite incorporar mayor información
en menos tiempo.
En los tiempos que corren
la velocidad aumenta todo el tiempo:
la velocidad es un valor que responde
a la necesidad de aprovechar los
recursos
tecnológicos -la ciencia avanza
aceleradamente-
y el tiempo.
El tiempo es un insumo productivo,
sin tiempo no hay trabajo.
El tiempo es un recurso no renovable,
ahorrar tiempo es reducir el costo
social:
el tiempo ahorrado es tiempo ganado
-y los poetas tienen los días
contados-
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