(Robert O. Jara)
Los poetas, gozamos
de una vida útil
acotada
-dijo un poeta
popular-
Hay términos que
pueden
negociarse, pero el
goce
no se negocia ni
vence
(no figura la fecha
de
vencimiento en la
base
del envase)
Conocemos los
límites del placer
a diferencia del
goce, que no
conoce límites -su
esencia es
ese desconocimiento-
Hay conciencia del
goce,
pero el goce es
anterior a la
conciencia: se
gozaba ya antes
de haber adquirido
conciencia
(e incluso de
conocer la noción
del goce y los
distintos usos y
propiedades del
verbo gozar)
Se gozaba antes de
gozar
de ninguna
propiedad: se gozaba
aún cuando el goce
no podía ser
dicho, y aún cuando
no se había
desarrollado todavía
la capacidad
de desarrollar
adicciones.
Hay quienes gozan de
una vida activa
y quienes gozan de
la falta de acción,
de la contemplación
y del reposo:
Se goza por acción
u omisión,
se goza en relación
a una pasión
ó a un objeto de
deseo (pero el
deseo, como la
necesidad, se extingue
con la satisfacción)
Hay quien goza y
quien no goza,
quien goza
produciendo otros goces
y quien obtiene su
goce viendo gozar
a otros (aún
cuando esos otros estén
representando un
goce que no gozan)
Hay quien sólo
conoce el goce solitario:
“Sólo gozo solo”
se repite a sí mismo
y hace de esa
condición un hábito
(Nada hay más fuerte que el hábito,
aseguraba Ovidio)
(Nada hay más fuerte que el hábito,
aseguraba Ovidio)
Hay quienes gozan
adquiriendo
y quienes gozan
produciendo:
Hay quienes gozan
dividiendo
(El goce no se
adquiere, se produce
y obtiene por
distintos medios, pero
el fin no siempre
justifica los medios)
El goce es un fin en
sí mismo, afirman
quienes creen en la
justificación.
Pero hay goces y
goces
(podemos dividir)
(podemos dividir)
Hay un goce
socialmente aceptado
y hay otros goces de
naturaleza
dudosa (todo lo
que no es socialmente
aceptado puede
considerarse de naturaleza
dudosa)