(Tomás Lovano)
Los animales nos hacen más humanos,
dicen. Yo dudaría
-dudar acaso sea
lo más humano que
se pueda hacer-
No tengo dudas: no
siento necesidad
de hacerme más
humano.
Como animal, no
estoy dispuesto
a prestar ningún
servicio a otros
animales de
condición dudosa.
Como humano, no
aspiro a más;
procuro sostener con
humildad la
contradicción
interna y natural
que me sustenta.
Los humanos no
solemos ser humildes
ni reconocernos
animales -calificar de
animal a un humano
es humillarlo-
aunque ostentamos un metabolismo
altamente
desarrollado: metabolizamos
casi todo y nos pretendemos omnívoros.
Es más lo que nos
separa que lo que nos
une al reino animal,
hubimos decidido.
Pero ¿es un reino?
¿somos reyes?
¿deberíamos
abdicar?
Para algunos, el
elemento humano por
antonomasia es la
conciencia: podemos
discrepar, podemos
discernir, podemos
dividir y
clasificar:
hay animales y
animales, algunos más
cercanos, casi
prójimos.
Yo dudaría: Más
que la conciencia, creo
que lo distintivo de
la especie, lo más
humano que poseemos
es la contradicción:
somos animales que
renegamos de serlo,
somos algo que no
queremos ser; nos
pretendemos
superiores y sentimos exceder
la mera condición
animal, pero nos complace
relacionarnos con
ciertos animales, convivir
con ellos,
“humanizarlos” para adaptarlos
a nuestras
necesidades humanas -la adaptación
es humana- y confirmar, y confirmarnos:
los animales nos hacen más humanos.
los animales nos hacen más humanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario