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jueves, 8 de junio de 2017

Producto original

(Onésimo Evans)



Producto original, se lee en el celofán
del atado de cigarrillos; cigarrillos baratos:
el nombre, y hasta los colores de la marquilla
son un remedo de una marca conocida.

Se puede inducir la advertencia: Nos previenen
ante el posible engaño de los que medran con la
imitación fraudulenta. Hay que estar atento, no
todo es lo que parece: estamos rodeados de
objetos que no son más que réplicas de otros.
Estamos inmersos en un mundo ficticio y en una
cultura del simulacro. Hay que dudar de todo, como
advertía el filósofo alemán (¿sería alemán?)

(Recuerdo cuando en mi lejana adolescencia, le
había encargado a mi novia la compra de un
pantalón marca Levis, en Once -mi horario de
trabajo no me permitía hacerlo- Y para mi
sorpresa y decepción, me trajo un Robert Lewis,
una burda imitación. Me resigné y lo usé
copiosamente; no me quedaba mal, aunque la
diferencia de calidad era ostensible. Al fin, sin
haberlo querido, estaba contribuyendo a la
industria nacional… También, empecé a resignarme
a que mi destino estuviera signado por segundas
marcas y opciones alternativas, en fin, nada original)

Se hace difícil reconocer lo original, cada vez más.
Ni siquiera se puede confiar en la identidad de una
marca. Nuestra natural propensión a la fidelidad,
tiende a pasar por alto algo significativo: las firmas,
las empresas, suelen cambiar de dueño una y otra vez,
algo natural a las leyes del mercado.

Producto original:  Todo producto tiene un origen; 
hay una materia prima, provista por la naturaleza, y
una elaboración:  la intervención humana transforma
la materia en producto.
No somos los únicos organismos que producen, ni que
se organizan para producir;  hay especies que lo vienen
haciendo desde mucho antes.  Lo único original de que
podemos vanagloriarnos, lo que nos diferencia y nos
hace únicos,  es la adulteración, la capacidad de producir
objetos engañosos y reproducir falsedades.
Estamos rodeados de objetos y sujetos
que no son más que réplicas de otros.
¿Cómo distinguir el original?

El celofán es significativo: “Producto original”
Estos significantes dan cuenta que no sólo
imitamos y falsificamos lo original, sino también
la réplica, lo falso, que puede tornar original
dando lugar a nuevas y sucesivas falsificaciones.
En este punto, habría que abandonar toda pretensión
de originalidad y resignarse a compartir este estado
de incertidumbre donde todo cuanto nos rodea
es de procedencia dudosa o, en el mejor de los casos,
mera reproducción.

(Esta conclusión ya ha sido formulada)


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