(Remigio Remington)
Un poema es siempre
un ejercicio.
Todo poema,
cualquier poema:
este ejercicio.
Ejercicio, es
aquella práctica repetitiva en
la que se incurre
para recrear alguna
aptitud o capacidad,
con la ilusión de
hacer algo mejor.
La vida, es un
ejercicio, como respirar.
Hay ejercicios para
todo: fortalecer,
tonificar, reducir,
o bien de mantenimiento
(mantener lo que se
tiene puede ser una
buena aspiración)
Un ejercicio vano,
no deja de ser un ejercicio.
Vano o inútil, son
adjetivos cuyo valor reside
en expresar la falta
de valor; sirven para calificar
aquello que no
produce ni agrega valor.
(Sin valor no hay
equivalencia, y en consecuencia
no hay intercambio:
no hay nada que negociar)
Un poema es siempre
un ejercicio.
La práctica de
hacer poemas, es
un ejercicio vano:
no crea valor ni produce
utilidad, ni genera
nuevas fuentes de trabajo.
Hay que ser necio
para hacer poemas,
habiendo tanto para
hacer.
No está comprobado
que esta práctica
sea adictiva, pero
se sabe que hay un alto
índice de
reincidencia.
Sin embargo, el
poema, a diferencia de la acción
que lo produce,
puede contener alguna utilidad
residual (como
distraer a alguien de su práctica
repetitiva) y algo peor:
Dicen
que un buen poema
inspira al lector a
escribir otro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario