(Onésimo Evans)
Toda poesía es
hostil al capitalismo,
aún cuando la
hostilidad no se manifieste.
-Pero el capitalismo
ha dado buenos poetas…
-Sí, como el
esclavismo, el feudalismo y otros
humanismos.
Del mismo modo, hay
quien sostiene que debemos
al capitalismo el
desarrollo de la ciencia y la evolución
de la tecnología
que hoy disponemos.
Un argumento débil: La
producción de conocimiento es
muy anterior al
capitalismo, este sólo le ha fijado una
dirección, que es la que le
resulta útil. Así, se han
producido conocimientos que fueron discontinuados
por ser hostiles a
los intereses del capital.
La poesía, el
sistema poético, es hostil
a todos los
sistemas, y es hostil a las definiciones:
No hay una
definición definitiva, la poesía
se defiende no
siendo idéntica a sí misma.
El capitalismo suele
tolerar todo aquello
que no lo reproduce
ni lo representa,
mientras no moleste.
Un poeta puede
molestar, o no.
Un poeta no tiene
por qué ser popular -hay quien
sostiene que no
puede: habría contradicción entre
esos términos-
El Capitalismo es
más popular que la poesía:
Los sentimientos
propios del capitalismo, como
el sentimiento de
propiedad, la codicia, la astucia,
el servilismo, la
traición, el oportunismo, son
en nuestra tradicion
más populares que el
sentimiento poético.
Se podría
profundizar en esta relación
entre capitalismo y
poesía, pero el capital
rechaza la
profundidad, sólo quiere sujetos
superficiales, seres
seriales que entablen relaciones
superficiales: El
valor está en la superficie, todo
lo útil está aquí.
Hay autores que
sobrenadan esa superficie,
se adaptan a las
condiciones impuestas
a cambio de
mantenerse a flote.
Pero la poesía es
hostil a las adaptaciones,
la poesía es riesgo
y aventura; debe elevarse
para llegar al
fondo, debe agitar y cuestionarlo
todo: Debe alterar
el orden, la poesía
linda con la
filosofía y con la locura.
No puede, el poeta,
dejar de ser profundo,
no puede negociar:
el poema no es literatura
y “la poesía
sólo exige la abolición del mundo”
(Toda poesía es hostil al capitalismo: Poema de Juan Gelman)
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