(Horacio Ruminal)
“Negar te
paraliza, aceptar te transforma”
Leo y acepto, en ese
orden, y ahí nomás
empiezo a percibir
los efectos de
la transformación
operada. Ahora que soy
otro, puedo observar
la realidad con otra
perspectiva: la
vida es cambio, la realidad
es cambiante, hay
que aceptar (incorporar
los cambios
exteriores, mejora las condiciones
objetivas en que el
sujeto negocia con el mundo
exterior, la
realidad)
No se puede negar la
realidad (el cambio)
Hacerlo significa
vivir en conflicto, en un
estado de
contradicción permanente con el
mundo real, un
estado que impide disfrutar en
plenitud de todo lo
que la realidad tiene para ofrecer
al aceptante: todas
las maravillas de la modernidad
son posibles y
disponibles gracias a aquellos que nos
precedieron en la
aceptación, que no vacilaron en aceptar
(Todo lo que somos
lo debemos a la firme voluntad de
aceptación: una
voluntad histórica)
Negar te inmoviliza,
aceptar te transforma: Al aceptar
esta premisa, se
comienzan a percibir los beneficios
propios de cualquier
transformación, liberando la
conciencia de
obstáculos y contradicciones, que
conspiran contra el
libre tránsito hacia la evolución
ontológica.
Negar te inmoviliza,
aceptar te transforma:
Esta fórmula
superadora puede aplicarse en cualquier
circunstancia, ante
cualquier dificultad o contratiempo
que se presente,
tantas veces como sea necesario.
Es de aplicación
universal, y puede ser repetida sin
contraindicaciones.
Pero primero hay que aceptar:
La aceptación es
condición para la repetición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario