(Onésimo Evans)
Era un pez espeso, denso,
solitario y taciturno:
Sin empatía, vibraba bajo
y no compartía casi nada.
No tenía inquietudes, proyectos
ni deseos. Sólo nadaba en su
pecera sin mayor sentido.
¿Un pez tóxico?
Por suerte pasó a mejor vida,
habrá que probar otra cosa...
Sólo se aprende del fracaso.
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