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martes, 15 de marzo de 2022

El sistema poético

 

(Remigio Remington)

 

Xenófobos del mundo, ¡uníos!

Leí en algún lugar 
que no puedo precisar, 

¿una pared, un muro, un panfleto?

¿la página de un poeta comprometido?



En los muros se escribe
cualquier cosa, pensé:
todo lo pensable es también
posible, asocié en libertad.

¿Una frase más política que
poética, o lo contrario?

En ambos casos, rebasa
el entendimiento racional:
no tiene lógica, como consigna
política es absurda, pero su valor
poético no es menor. Provoca.

Causa perplejidad, entre otras cosas.
Causa rechazo desde el primer término
pero convoca a la unión, promueve la
unidad, sólo que de lo rechazable.

Ya es extraño el sujeto, que a su vez
es el pretendido receptor del mensaje:
Es raro dirigirse a ellos, aglutinándolos
en un colectivo orgánico, cuando su
razón de ser es lo contrario, la división,
la discriminación, el rechazo al otro.

Pero más raro aún:  
Xenófobos del mundo… Su sola
enunciación configura una pretendida
unidad que legitima la causa de aquellos
que, si algo quieren, es no unirse, no
mezclarse, no contaminarse.

(No los une el amor, la hermandad, la
solidaridad o la empatía. Los une el
odio al otro, por lo que no podrían
aspirar a ninguna suma o comunión
con ninguna clase de otro, ni siquiera
con otros xenófobos, es decir extraños,
extranjeros, indeseables aunque puedan
cultivar el mismo sentimiento.
No comparten ni el espejo)

Por último, como si no fuera suficiente
la tensión lograda con ese artefacto
semántico de tres palabras, cierra la
consigna con un imperativo: ¡uníos!

Despejando: la frase es tan absurda
como plena de sentido. Un sentido
excesivo, que en cuatro palabras
desacomoda la lógica binaria del
pensamiento  racional.

¿Está mal?  ¿Está bien que esté mal?

La condición poética, como acto,
no se lo pregunta; es ajena a esos
valores provisorios y dudosos.

Su función es alterar y conspirar
contra todo sistema que procure
imponer su lógica arbitraria.

Su función es cuestionarlo todo,
trastocar, desordenar, revelar y
provocar el abandono
de la comodidad instalada,
eyectarse de lo previsible para poder
pensar lo impensable.

Otra versión posible, más extrema:

¡Misántropos del mundo, uníos!
 

¡Decídase!

 

(Dudamel Rambler)

 

No pude decidirme.
No fui capaz de generar
las condiciones para producir
una buena decisión, ni siquiera
una de calidad dudosa.

Pero gracias a la resiliencia
no aflojé, entendí que el
fracaso es una oportunidad
y no me resigné más allá de
lo aceptable.

Acepté mis limitaciones, mis
capacidades diferentes:  Me
hice cargo y me asumí.

Así, obteniendo el asesoramiento
idóneo, logré capitalizar el
fracaso y disfrutar la aventura
de la incertidumbre:

Uno no decide nada, me dije
y lo agendé.  Toda certeza
proviene de la angustia.

Es cierto  ¡lo probé y funciona!

La resiliencia salva vidas
(aún cuando pareciera que no
hay nada que merezca ser salvado)

Ya no me angustio; fracaso cada
vez mejor y no paro de generar
empatía mientras vacilo libre
y voy consensuando...

domingo, 13 de marzo de 2022

Herramientas legales

 

(Pascual Rambler)

 

No escarmienta la herramienta,
su cuerpo ya no es el mismo
pero aún se reconoce.

El reconocimiento es útil
aún para saberse ajeno
a toda utilidad.

Aceptamos:  Hay otras herramientas
disponibles.  Todo puede ser adquirido
sin desmedro de renovar la fe.

Todo lo que no puede adquirirse
puede esperar.

Justas o no, el tiempo tiene sus leyes.
No hace falta saber leer:
Somos una especie que produce leyes
y otras herramientas para sostener la
convivencia y el desarrollo.

También producimos necesidades:
una fuente de trabajo, la producción
es trabajo.

Las leyes son para quienes las trabajan,
decía un asesor letrado.


II
Sólo nosotros producimos,
producir es humano,
más que amar:  otros animales
podrían conocer y practicar el amor
aunque no nos parezca razonable.

Sólo nosotros producimos:
necesidades, leyes y basura.

(Somos los primeros productores
de basura. Además de los únicos)

¿Tenemos las leyes que necesitamos?

En principio contamos con la Ley de
Gravedad y la Ley del movimiento
uniforme de los cuerpos, pero las leyes
tienen que adaptarse a los tiempos:
Soplan nuevos vientos, los valores
cambian y la justicia tiene sus tiempos.
Hay que tener paciencia.



III
¿Tenemos la paciencia que necesitamos?

No parece haber motivos legítimos para
preocuparse, la desocupación se mantiene
en valores controlables y reina la sensatez:

La Historia no la hacemos entre todos, ni
se puede apurar.

Lo que no se puede producir se importa.
Hay leyes que regulan el intercambio y
la división del trabajo.

Podemos importar nuevas leyes
y necesidades que se ajusten a
la coyuntura actual.

Hay que actualizarse y estar disponibles
a los cambios y a las oportunidades del
intercambio positivo.

Podemos importar una nueva ley de
importaciones para estimular la
producción propia, reducir el déficit
fiscal y exportar los saldos favorables
de la producción residual.

¿Tenemos la basura que necesitamos? 

No hay cifras definitivas, estamos generando.



martes, 8 de marzo de 2022

El goce y sus propiedades

 

(Esther Miño)

 

No es ocioso
el goce improcedente,
las procedencias que se desconocen
son más que suficientes, y no
alteran la función del goce.

Según fuentes oficiosas,
hay procedencias que es mejor
desconocer.

Hay acepciones que aceptamos
sin conocer su procedencia, por
una supuesta conveniencia
en connivencia con los usos
aceptados para sostener la
convivencia:  ¿sana?

Más sano es el gusano en la manzana.

¿Hay goce fuera del instinto?
¿La apropiación instintiva de otros
goces es recurso legítimo para
producir el propio?
¿Debemos aceptar que todo
son recursos naturales?


¿Somos tan inclusivos como para
acceder a la primera persona del
plural y compartir la propiedad
del goce suscribiendo: todos somos?

Los recursos naturales
sólo esperan que alguien disponga
su aprovechamiento, para poder
realizar su utilidad cumpliendo
su misión.

La sumisión es una forma
de comunicación, un recurso
para acceder a la unidad:
aspiración natural de cualquier
miembro que desée pertenecer
a un cuerpo.

Todos los cuerpos son recursos
para que otros extraigan su utilidad
y gocen en libertad sus propiedades.

Todo cuerpo poseedor de un
metabolismo propio, es un recurso
para que otro goce.

No es ocioso proceder a repetir:
Para gozar, sólo se necesita un cuerpo.


 

lunes, 7 de marzo de 2022

Nuevos desafíos de la industria poética

 

(Amílcar Ámbanos)

 

Este poema trabaja con energías
limpias, de origen renovable y
libres de emisiones tóxicas o
sospechosas de cualquier tipo
de contaminación.

Ésto garantiza una trazabilidad
sustentable y un bajo impacto en
la biósfera y la logósfera, que no
altera los ecosistemas de ninguna
naturaleza:

El impacto es mínimo, residual y
prácticamente descartable.


II
Su diseño inteligente, responde
a recursos tecnológicos de última
generación.

La tecnología disponible permite
minimizar los márgenes de error
no forzado, generando las condiciones
para la producción de decisiones  de
calidad, redundando en un producto
casi único, cuya naturaleza fluye
de un modo incontestable.

El poema gana es prestaciones,
servicios, funcionalidad y proyección
empática con todos los eventos
del campo evolutivo y popular.

La industria poética, debe ser capaz
de generar las condiciones para su
propia evolución, para ser sustentable.


III
El poema sabe que puede ser superado,
pero acepta el desafío de crecer  (el
crecimiento no conoce límites)  
sosteniendo los más altos valores
obtenidos por la materia orgánica
y expresados en la condición humana.

Los valores históricos, como sabemos,
son naturales a la necesidad de crecer
y al desarrollo que los produjo y cuya
vigencia se mantiene:  


Son valores provisorios, en plena y
continua evolución.


IV
La poesía es un arma
cargada de futuro:

Todavía no sabemos qué es, pero en
el futuro podremos determinar en forma
fehaciente lo que no es, y obtener una
definición definitiva, excluyente y
taxativa, agregando este valor a todo
aquello que lo merezca.

La poesía es un arma cargada de futuro:
Este poema suscribe y hace propio
este enunciado  (asumiendo que puede
ser superado, aunque no lo merezca, por
el futuro)

El futuro es cambio, pura alteración:
Lo único que permanece es el cambio,
avizoraba Heráclito de Efeso.

La evolución no puede detenerse,
el poema lo sabe y es solidario:
apuesta todo al valor de cambio,
el verdadero valor.

(El que no cambia todo
no cambia nada)

viernes, 4 de marzo de 2022

Nardos en flor

 

(Senecio Loserman)

 

Un nardo,
otro nardo,
un anacardo que no volveré a nombrar
terciando entre los nardos pares

(la paridad decrece al ritmo eslabonado
al abonar el crecimiento de la fe, damos
fe:  sólo lo que no puede nombrarse
no existe)

Más allá del narderal
otro nardo florece entre drones.
Sendos sujetos abonan el sentido
como signos vitales compartidos.

Los drones son parte del orden
natural. El nardo es una mancha
blanca entre los drones:

No la atacan, la flor no se marcha
ni marchita:  viva o muerta, mantiene
su condición nárdica.

Trashuma el hombre nuevo:
un nerd que pasa con un nardo joven,
dinámico y emprendedor se pregunta

¿Hubo culturas que adoraran nardos?
Ante la duda oramos, bien vale elevar
una oración, aunque no sea ésta.

Drenan los drones
y brotan los espacios generados
por ocupación.

Un nardo pasa con un nerd al hombro.
Los drones se persignan con unción
ante la imagen pixelada del nerd nuevo
que viene a donar su nardo y ofrecer
su corazón de nardo, desde su ordenador
anacarado.

Se reciben donaciones y aportes
solidarios para el Nuevo Orden
Natural y las nuevas normalidades.

martes, 1 de marzo de 2022

Para adelante

 

(José Luis Greco)

 

Hay que saber patear para adelante.
Es todo, dos puntos.


Los puntos son como pequeñas
esferas que circulan, algunos parecen
manchas, pero cuando la pelota está
en juego no importan los méritos
puntuales: la pelota no se mancha.

Los vencimientos se prorrogan,
no todo está perdido, hay que vivir
el presente. Siempre hay revancha:

Hay que saber perder y esperar otra
oportunidad sin perder el espíritu
deportivo.

Hay que patear para adelante,
lo único que sabía cuando empecé
a patear, entrando en ese juego.


II
Otros sabían más, es cierto. Puede
que todos supieran más, no sé: Yo
pateaba para adelante, sin mirar; las
comparaciones siempre son odiosas.

Para el que no sabe, todo es incierto,
todos son otros, aunque pateen para
el mismo lado  -adelante-


III
No hay vergüenza en no saber, nadie
nace sabiendo. Todo juego se aprende
con el tiempo:

La vergüenza
es sólo cuestión de tiempo.
Hubo un tiempo en que andábamos
desnudos sin conocer la vergüenza:

La vergüenza, como el conocimiento,
se adquieren con el tiempo.

Hay que patear para adelante,
aconsejan los más adelantados; la
vergüenza no suma, salvo la vergüenza
deportiva, que es parte del juego y
ennoblece.


IV
Perderla es más difícil, pero se aprende.
Con el tiempo aprendí y llegué a ser
reconocido como útil por mis pares;
nunca paraba, no brillaba como otros,
no derrochaba lujos pero dejaba todo;
no me guardaba nada.  Sin exquisiteces
pero cumplía:  iba para adelante, ponía
lo que había que poner.  No lucía pero
era valorado:  alguien tiene que hacer
el trabajo sucio, para que otros puedan
brillar.


V
Después llegó la hora del retiro,
se cumplió el tiempo de descuento y
abandoné la práctica activa:  El tiempo
pone límites, hay que saber retirarse a
tiempo para no pasar vergüenza.

Hay que saber aceptar la realidad
y patear para adelante…

No se sabe qué hay ahí adelante, pero
no hace falta saber mucho, al contrario:
Es precisamente esa la aventura, en
cualquier juego que juguemos.

Sólo dos cosas hay que saber:

Primero, para qué lado patear,
y después patear para adelante. 


 
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