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lunes, 29 de julio de 2013

Aspirar es humano


(Poemas de Tomás Mercante)



Aspiramos
Aspirar es humano:    No nos consta
que otras criaturas tengan aspiraciones

Podemos enunciar:   Aspirar es humano
hasta que se demuestre lo contrario.

Podemos compartir esta aspiración
y luego discernir:   Quienes no tienen
aspiraciones son menos humanos.

También:  Quien no produce aspiraciones
no conocerá la decepción (la decepción es
tanto una forma de resolución de la tensión
como un sentimiento humano)

Cada aspiración que se emite
debe compartir el mundo -y acaso confrontar-
con otras aspiraciones existentes.

Podemos repetir: No nos consta la presencia
de otros animales con aspiraciones, y concluir:
Sólo humanos emitimos aspiraciones.

No nos consta, no hay certeza, el enunciado
de esta hipótesis no puede ser verificado...

Pero hay aspiraciones exclusivamente humanas:
El conocimiento y la justicia.

Sabemos poco, nuestro conocimiento es limitado:
No sabemos si el universo es infinito,  sólo
sabemos que se expande en forma acelerada.

Conocemos las cuatro fuerzas que interactúan
para que la materia permanezca estable, pero
ninguna explica esa expansión.

Sabemos que más del 90% de la materia que
existe nos es desconocida,  materia oscura y
energía oscura predominan en la composición
del universo que aspiramos a conocer.

De la justicia conocemos menos:
Apenas una aspiración, que remite al futuro,
como todas.

Al presente, el hombre no conoce la justicia; sólo
conoce el pasado, y en él no se ha encontrado
ningún vestigio de justicia.

El hombre no conoce la justicia, ni sabe de qué
habla cuando habla de justicia. Percibe, apenas
algunas formas exteriores del sentido, alcanza
a percibir y se conforma con sus usos verbales
derivados -degradados- : “ajustar”,  “justificar”,
“ajusticiar”.

El hombre no conoce la justicia, mas que como
percepción ó como creencia.

(Sabemos que las percepciones dependen de los
sentidos, en los que no podemos confiar mucho;
en cuanto a las creencias,  aún menos:
Sólo se cree en lo que no se conoce)




domingo, 21 de julio de 2013

Hace algún tiempo



(José Luis Greco)



Hacer tiempo, es una forma superior
de hacer uso del verbo hacer
y al mismo tiempo, verbigracia, del tiempo

Estamos hechos de tiempo, dijo el poeta
vislumbrando el origen de todas nuestras angustias
y perplejidades

Hacer tiempo, puede ser una pasión, aunque no goce
de popularidad en los tiempos que corren

Incluso en el ámbito de las pasiones populares
como el deporte, hacer tiempo goza de una valoración
negativa

(En el caso de los deportes individuales como el golf,
el ping pong ó el turf, no son tan abiertas las críticas
hacia este recurso. Tampoco en el automovilismo ó el
ajedrez)

Pero en el más popular de los deportes, cuando un equipo
lo emplea, suele recibir las críticas más despiadadas por parte
de los simpatizantes de su adversario, desde el momento
en que lo perciben

Todos los equipos, llegado el caso, incurren en esta práctica
(ya sea para mantener un resultado favorable, tanto como para
         evitar el bochorno de una derrota más abultada)

Pero sólo algunos, los más trabajados, los de mayor jerarquía,
logran hacerlo de modo tal que pase desapercibido y evitar las
suspicacias así como los improperios por parte de las tribunas
enemigas


Por otra parte, si bien desde la óptica del espectador objetivo ó
del observador desinteresado , hacer tiempo luce como un 
recurso burdo, ajeno y hasta reñido con la sana competencia y la ética que, se supone, debe regir el espíritu deportivo, una mirada distinta, acaso más distante y abarcadora tomaría en cuenta que dicha actitud no es privativa del fútbol, y ni siquiera del deporte.
¿O acaso no hay jueces que hacen tiempo, ó políticos, funcionarios, asesores, secretarios, docentes, periodistas, locutores, inversores, viajantes, escritores, comerciantes, psicoanalistas, porteros, agregados culturales, inspectores, agrimensores, poetas, martilleros, agentes de bolsa,  
etc. etc. que incurren en esta práctica?



El periodismo deportivo -del que descienden todos los periodistas- es ajeno a este tipo de críticas. Entienden, desde su posición objetiva y desapasionada, que hacer tiempo es sólo una más de las posibilidades y recursos tácticos ó estratégicos contemplados por este deporte tan apasionante. O sea: es parte del juego. Cualquiera puede recurrir a ello en cualquier momento que lo crea conveniente; es más, hay casos de equipos que salen desde el inicio con esa consigna y la respetan a rajatabla durante todo el partido, a veces con fortuna, lo que es interpretado por el periodista, relator ó comentarista, como un acierto por parte del entrenador: “Supo leer el partido, y encontrar el planteo táctico adecuado para neutralizar la capacidad de juego del adversario, cerrándole todos los caminos, no dejando espacios, durmiendo el juego con criterio, apelando a la circulación intrascendente del balón para quitarle ritmo al partido y cumplir así con su objetivo”


Hay quien sostiene, por otra parte, que la visión de los periodistas, relatores, cronistas y comentaristas deportivos sobre este hecho particular (hacer tiempo), no puede bajo ningún concepto pretender ser objetiva, ecuánime ó desinteresada desde el momento en que ellos mismos, hay que decirlo, suelen incurrir es esa práctica con demasiada frecuencia como para considerarse ajenos y poder juzgarla.
Es una cuestión lógica, claro, y justificable. Ellos deben cumplir su tarea: relatar, explicar, analizar... y de algún modo necesitan también justificar su función, son parte del espectáculo, algo que, en última instancia procura entretenernos...
Y cuando un partido deja de ser entretenido, ó bien no llega a serlo en ningún momento, estos hombres deben apelar a todos los recursos para mantener el interés del televidente ó el radioescucha ó el lector. No importa cual sea el auditorio al que se dirigen, deben ocupar ese espacio, habitar el éter, seguir emitiendo como si valiera la pena, llenar ese vacío con palabras y hurgar en lo más profundo para hallar las causas, todo los factores que contribuyeron y los hechos y circunstancias que se desencadenaron para que ninguno pudiera llegar al gol...

(Señor espectador: después de haber destinado ud. 1h30m de su tiempo para vivir las emociones que se suponía, habría de ofrecerle esta justa deportiva, este espectáculo, todo está como antes de empezar: no ha pasado nada, ni vencedores ni vencidos, nada que justifique que haya tenido lugar este partido... Pero a no desesperar: podemos explicarlo...

Al fin y al cabo el fútbol es como la vida: a veces se gana, a veces se pierde... y otras ni siquiera eso.  Después de todo, no todo tiene por qué ser emocionante, las emociones ocupan una parte insignificante en casi todas las formas de vida que conocemos... No todo es exaltación, no todo es goce, no todo son goles y, además, no podemos dejar de reconocerlo: éste es el resultado que mejor le queda al partido, y que parece no disgustarle a ninguno...



-Cuando no se puede ganar, hay que tratar de no perder... Si ud. perdió su tiempo es problema suyo, no podemos hacernos cargo; aquí nosotros hacemos lo que podemos -léase: hacemos tiempo-, son cosas del fútbol )




Continuará …

(Podría continuar ahora, pero tengo que hacer tiempo)

sábado, 13 de julio de 2013

Diálogos asimétricos de Vicente Narioh


 

Los caminos de la libertad

 


-Se  habla mucho de libertad, pero hay distintas interpretaciones.
¿De qué se habla cuando se habla de libertad? ¿Adónde está la libertad?
-La libertad es condición necesaria para el desarrollo. La libertad es un bien, acaso el más preciado que poseemos como sujetos, pero también: Libertad implica compromiso, pero es un compromiso que vale la pena, a diferencia de otros que nos vemos obligados a asumir. Todo tiene un precio.
-Tengo mis dudas, en especial con los formadores de precios.
-Si somos consecuentes, debemos defender la libertad
en todas sus formas: todo precio debe ser fijado con
toda libertad, debemos confiar en las leyes naturales del
mercado y en el libre juego de la oferta y la demanda.
-Tengo mis dudas.
-Hace bien, dudar es un buen ejercicio, un ejercicio de la
libertad, como tener.
-Tengo mis dudas.
-Hace bien, la duda tiene muchas propiedades. Hay quienes
tienen convicciones y quienes sólo tienen dudas: cada uno
tiene lo que se merece.
-Tengo mis dudas.
-Bueno, la duda también puede ser considerada como un
subproducto, una consecuencia del exceso de oferta: Ante
el aumento y la diversificación de la oferta, hay más opciones
y posibilidades de elegir, entonces dudamos...
-Tengo mis dudas.
-Por eso se asocia libertad con temor; el miedo a la libertad:
la soledad del hombre libre, tener que decidir solo... Esa
angustia que genera el sentimiento de libertad, hace que no
pocos duden, y duden aún de la conveniencia de la libertad,
e incluso del beneficio de la duda.
-Tengo mis dudas.
-Claro.., esto es lo que hace que no sean muchos los que eligen
el camino de la libertad, un camino sembrado de dudas. La
mayoría elige otros caminos, prefiere otros bienes.
-Tengo mis dudas.
-Hace bien: dudar hace bien. Se puede tener creencias como
se puede tener dudas.
-Creo que dudaré.
-Cada uno es libre de creer lo que quiera. Se debe respetar toda
creencia sustentada en esa libre elección.
-Tengo mis dudas.
-Está ejerciendo su libertad; si no fuéramos libres no podríamos
dudar. La libertad nos permite dudar, incluso de la noción de
libertad.
-Tengo mis dudas. Dudo de que alguien elija libremente en qué
creer. Las creencias suelen ser impuestas por la familia, el
entorno, las circunstancias históricas y otros condicionamientos.
-Sí, todo eso existe, es parte de la realidad, pero no somos sólo
objetos de condiciones externas, hay otra instancia anterior y
acaso más determinante: la propia evolución propende a producir
sujetos libres.
-Tengo mis dudas, y en este caso son mayores...
-Es de lamentar que las mayorías no se encuentren
en aptitud para ejercer su libertad. Somos más
bien pocos los que alcanzamos esa condición y
podemos elegir.
-Tengo mis dudas. No sé si alguien puede sentirse
libre cuando los que lo rodean no lo son.
-No dude. Yo puedo testimoniar que el ejercicio de
la libertad es una práctica individual, que se desarrolla
de adentro hacia afuera. No se transmite como un virus,
hay que empezar por pensar en uno mismo: La libertad
es un estado de conciencia... ¿Ud. qué piensa?
-Tengo mis dudas... Que cada uno piense lo que quiera.
-No, ahí está el error, un error común. Nadie piensa lo
que quiere sin libertad, si no es capaz de un pensamiento
libre, un pensamiento propio. Y para esto primero hay
que saber: se debe luchar contra el pensamiento impuesto.
-Tengo mis dudas. No sé si hay un pensamiento propio,
no sé si existe esa propiedad, no sé si tengo...
-Por lo menos tiene dudas, no es poco. Otros ni siquiera
dudan: creen tenerlo, y hasta luchan defendiendo
pensamientos ajenos.
-Tengo mis dudas. ¿Existe el pensamiento propio?
¿O por el contrario, a medida que uno accede al conoci-
miento de lo que hay pensado, mientras asimila va
eligiendo aquellos pensamientos en que cree reconocerse?
-No, el espíritu libre accede a las formas más diversas del
pensar, se apropia del conocimiento, lo incorpora y
atisba sus posibilidades reales y su veracidad mientras
los adapta a su propia necesidad: las necesidades cambian con el
uso y con el tiempo. Sin libertad no hay evolución; el hombre libre
no se aferra a ninguna teoría, es refractario a dogmas, no
se somete y rechaza el pensamiento estructurado. En un
sentido inverso, los otros no se apropian, sino que son
apropiados por el pensamiento dominante.
-Tengo mis dudas..., pero no sé hasta qué punto son propias...


jueves, 11 de julio de 2013

Intervenciones de Vicente Narioh


El altruismo es un anacronismo, que puede
considerarse también un atavismo:   un
testimonio vivo -a veces tan insignificante como
para pasar inadvertido- del animal que fuimos.

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"El número de crímenes cometidos supera, con creces
el de los crímenes castigados".   Pero el número de
castigados supera, con creces, el de los crímenes
cometidos.

...................................................................................

Los animales nos hacen más humanos:
Sólo el 20% de nuestras células son humanas,
el resto son bacterias.

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El poder corrompe.
El no poder angustia y desespera.

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Las buenas intenciones
producen malos negocios.

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La justicia existe,
sólo está mal distribuida.

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El bien común es algo posible y practicable,
pero  no  es  políticamente  sustentable.
  

jueves, 4 de julio de 2013

Pasiones puras

                                              (Por Carlos Inquilino)


-Padre, he pecado...

-Te escucho, hijo...

-He pecado, he vuelto a pecar, Padre, he vuelto a reincidir
 Padre: Ya de pequeño supe que pequé, supe que pequé...

-Que pecaba.., que pecaría…

-Que pecaba, pecaría y seguiría pecando. Supe que pequé.Pecaba de inocente; con valor, con gloria, con altura; con ó sin causa; pequé sin ser notado y estando ya mi causa sosegada,sin notar que pecaba, sin ser notada mi causa iba pecando sin saber; con valor, con gracia, con altura,pecaba por pecar; sin pensar en pecar, pecaba con soltura, pecaba por añadidura; por repetir, por reiterar, por volver a repetir la fórmula aprendida; por aplicar y replicar sin observar más que esa práctica fruitiva: la comisión del pecado como producto de la repetición, esa necesidad, el vicio de la repetición presente en el origen del pecado.La duda: pecar a repetición ó repetir un mismo pecado dado? Dado a pecar, y hasta alcanzar cierto dominio: domino el pecado pero no puedo dominar la pasión…

-¿Qué pasión?

-Esta pasión por pecar, por repetir el pasado; lo pecado en
 el pasado, lo ya   pecado; es necesario repetir, Padre;
 confieso que repito.

-¿Por qué repites? Antes de pecar, piensa dos veces.

-Lo que se repite se piensa dos veces.

-¿Deseas ser absuelto?

-Afirmativo. Soy todo deseo…

-¿Crees en la resurrección de la carne?

-Creo en todas las formas de la repetición. Creo que creo.

-No has respondido mi pregunta, hijo…

-Creo en la carne; en todas sus presentaciones y prestaciones.

-¿Crees en la descomposición de la carne?

-¿Hay que creer?

-Es necesario creer. Sólo el que cree puede alcanzar a ver
 la Luz. La carne no es todo…

-Claro.., está el instinto.., el deseo, la pasión…

-Productos derivados de la carne, hijo… Piensa; la pasión
 pasa…, el deseo declina… No conviene estar sujeto a lo efímero.
 Y está el alma, el Verbo divino…

-Pecar.

-Debes dejar de conjugar.

-¿Dejar?

-Dejar que el verbo desencarne, olvidar ese pasado. Tender
 a lo infinito.

-¿Volver al verbo infinitivo?

-Hay otros tiempos…Tiempos compuestos. Otras dimensiones…

-¿Los tiempos compuestos no se descomponen?

-Sí, también. Ese es un efecto superior de la Creación. Vale repetir:
 todo está hecho para descomponerse. En un principio fue el Verbo:
 el verbo descomponer…

-¿Usted cree?

-Sí, soy un hombre de fe. Repito.

-Fe en la repetición…; una fe que todo afea; esta fe es
 una estafa, una reproducción sin sentido…

-Lo siento, Pero ¿qué reproducción lo tiene?

-Ahora peca de descreído…

-Para creer, hay que empezar por no creer.
Para saber, primero hay que ignorar.

-¡¿Cree ó no cree?!

-¿Qué es creer?

-Ahora vacila, duda, hesita, titubea…

-Sí; todos esos verbos son parte de la fe; y partes necesarias,
básicas. Toda creencia que pretenda no contenerlas, es una
 creencia efímera, que no se sostiene por sí misma.

-Ah.., para poder sostenerse es necesario que vacile..?

-Absolutamente. La llama de la Fe es una llama vacilante.

-¿Se debe vacilar?

-Sin duda. Si el hombre vacilara ante cada acción, no
cometería la mayor parte de ellas que, como se sabe,
son deleznables.

-Quedo perplejo… Una fe que mueve a la vacilación…?

-Sí; una vacilación sostenida, profunda y sostenida
 en el tiempo nos eleva hacia el conocimiento divino.

-¿Y ese conocimiento, para qué sirve?

-Para dejar de necesitar.

-Dejar de sentir necesidad.., dejar de desear, dejar, dejar..,
 siempre hay que dejar…?

-Dejar de repetir.

-Creo que deseo creer, Padre.
Creo en todas las formas de la repetición.

-¿Y para qué deseas la absolución de tus pecados?

-Para volver a pecar, creo. Pecaría si negara.

-¿Deseas repetir?

-Sí, repito, desearía volver a pecar.

-Desear pecar ya es una forma de pecar; no repitas eso.

-No repetiré; desearé sin repetir.

-Muy bien… Yo te absuelvo, hijo. Ahora debes repetir esta oración.

-¿Cuántas veces?

-Hasta que sientas que te abandona la necesidad de repetición.

-Perdón. ¿Por qué fuma, Padre, al confesar?

-Para despuntar el vicio, confieso; algún vicio hay que tener…

-¿Para qué?

-Sólo quien conoce las debilidades de la carne, puede predicar contra ellas, creo.

-¿Usted cree?

-Sí, soy un hombre de fe.

-¿Tiene fuego?

-(……)

-Gracias, Padre… ¿Tiene otros vicios?

-Sí, todos, podría decir.., pero no quiero presumir.

-Podría es un potencial, pero lo está diciendo, ahí repite.

-Sí, repito, creo poder decir, tengo ese potencial.

-Esa oración está viciada; junta cinco verbos, un exceso...

-En un principio fue el verbo, después vinieron los excesos,
Los excesos verbales, …el vicio; repetir es ocioso.., y el
Ocio puede conducir al vicio.

-¿Tener vicios es un potencial?

-Sí, y es un poder. Sólo se puede trabajar sobre lo que
Se conoce.

-Un noviciado, un apostolado; usted sacrifica su cuerpo por
La vocación de servicio.

-Cuando uno abraza una causa, debe hacerlo hasta sus
Últimas consecuencias, hijo. Repito: nada humano me es
ajeno; el vicio es algo humano, demasiado humano;
exclusivo de esta especie, diría. Y diría más: el vicio está
definido por la repetición. Ningún acto, ningún hábito, llega
a la categoría de vicio sin la condición de su repetición, que
ya es un vicio de por sí, repito, verbigracia.

-Decir vicio es decir exceso.., y del exceso al pecado hay un
Paso.., ó ni eso, ó sea…

-He pecado mucho, me he cansado poco, si eso es lo que
te interesa oir.

-Entonces, no predica con el ejemplo…

-Yo creo que el mejor ejemplo es el fracaso. El fracaso es
el mejor maestro…Sólo aprendemos del fracaso. La vida es
un lento aprendizaje. Y yo sigo aprendiendo…, a fracasar.

-¿Y piensa seguir pecando?

-Pecaría de presuntuoso si dijera que sí, tanto como si
dijera que no…
Si Dios es todo, el Mal también es parte de El.
El pecado, hijo, es un elemento esencial al progreso humano
(por su curiosidad, aumenta la experiencia del hombre) nos
dice Oscar Wilde.
El pecado, hijo, es lo que nos diferencia de los animales,
tanto como de los dioses…

-¿Dioses? ¿Cuántos hay?

-Todo está lleno de dioses.

-¿Quién dijo?

-Un tal Tales.




 

 
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