(José Luis Greco)
Hacer
tiempo, es una forma superior
de
hacer uso del verbo hacer
y
al mismo tiempo, verbigracia, del tiempo
Estamos
hechos de tiempo, dijo el poeta
vislumbrando
el origen de todas nuestras angustias
y
perplejidades
Hacer
tiempo, puede ser una pasión, aunque no goce
de
popularidad en los tiempos que corren
Incluso
en el ámbito de las pasiones populares
como
el deporte, hacer tiempo goza de una valoración
negativa
(En
el caso de los deportes individuales como el golf,
el
ping pong ó el turf, no son tan abiertas las críticas
hacia
este recurso. Tampoco en el automovilismo ó el
ajedrez)
Pero
en el más popular de los deportes, cuando un equipo
lo
emplea, suele recibir las críticas más despiadadas por
parte
de
los simpatizantes de su adversario, desde el momento
en
que lo perciben
Todos
los equipos, llegado el caso, incurren en esta práctica
(ya
sea para mantener un resultado favorable, tanto como para
evitar el
bochorno de una derrota más abultada)
Pero
sólo algunos, los más trabajados, los de mayor jerarquía,
logran
hacerlo de modo tal que pase desapercibido y evitar las
suspicacias
así como los improperios por parte de las tribunas
enemigas
Por
otra parte, si bien desde la óptica del espectador
objetivo ó
del
observador desinteresado , hacer tiempo luce
como un
recurso burdo, ajeno y hasta reñido con la sana competencia
y la ética que, se supone, debe regir el
espíritu deportivo, una mirada distinta, acaso más distante
y abarcadora tomaría
en cuenta que dicha actitud no es privativa del fútbol, y
ni siquiera
del deporte.
¿O
acaso no hay jueces que hacen tiempo, ó políticos,
funcionarios, asesores,
secretarios, docentes, periodistas, locutores, inversores, viajantes,
escritores, comerciantes, psicoanalistas, porteros, agregados culturales,
inspectores, agrimensores, poetas, martilleros,
agentes de bolsa,
etc. etc. que incurren en esta práctica?
El
periodismo deportivo -del que descienden todos los
periodistas- es ajeno
a este tipo de críticas. Entienden, desde su posición
objetiva y desapasionada,
que hacer tiempo es sólo una más de las posibilidades y
recursos tácticos ó estratégicos contemplados por este
deporte tan apasionante.
O sea: es parte del juego. Cualquiera puede recurrir a
ello en
cualquier momento que lo crea conveniente; es más, hay
casos de equipos
que salen desde el inicio con esa consigna y la respetan
a rajatabla
durante todo el partido, a veces con fortuna, lo que es
interpretado
por el periodista, relator ó comentarista, como un acierto
por parte del
entrenador: “Supo leer el partido, y encontrar el planteo
táctico adecuado
para neutralizar la capacidad de juego del adversario,
cerrándole todos
los caminos, no dejando espacios, durmiendo el juego con
criterio, apelando
a la circulación intrascendente del balón para quitarle
ritmo al
partido y cumplir así con su objetivo”
Hay
quien sostiene, por otra parte, que la visión de los
periodistas, relatores,
cronistas y comentaristas deportivos sobre este hecho
particular (hacer tiempo), no puede bajo ningún concepto
pretender ser objetiva, ecuánime
ó desinteresada desde el momento en que ellos mismos,
hay que
decirlo, suelen incurrir es esa práctica con demasiada
frecuencia como
para considerarse ajenos y poder juzgarla.
Es
una cuestión lógica, claro, y justificable. Ellos deben
cumplir su tarea:
relatar, explicar, analizar... y de algún modo necesitan
también justificar
su función, son parte del espectáculo, algo que, en
última instancia
procura entretenernos...
Y
cuando un partido deja de ser entretenido, ó bien no llega
a serlo en ningún
momento, estos hombres deben apelar a todos los recursos
para mantener
el interés del televidente ó el radioescucha ó el
lector. No importa
cual sea el auditorio al que se dirigen, deben ocupar ese
espacio, habitar
el éter, seguir emitiendo como si valiera la pena, llenar
ese vacío con
palabras y hurgar en lo más profundo para hallar las
causas, todo los
factores que contribuyeron y los hechos y circunstancias que
se desencadenaron
para que ninguno pudiera llegar al gol...
(Señor
espectador: después de haber destinado ud. 1h30m de su
tiempo para
vivir las emociones que se suponía, habría de ofrecerle
esta justa deportiva,
este espectáculo, todo está como antes de empezar: no ha pasado
nada, ni vencedores ni vencidos, nada que justifique que
haya tenido
lugar este partido... Pero a no desesperar: podemos
explicarlo...
Al
fin y al cabo el fútbol es como la vida: a veces se
gana, a veces se
pierde... y otras ni siquiera eso. Después
de todo, no todo tiene por qué ser emocionante, las
emociones ocupan
una parte insignificante en casi todas las formas de vida
que conocemos...
No todo es exaltación, no todo es goce, no todo son
goles y,
además, no podemos dejar de reconocerlo: éste es el
resultado que mejor
le queda al partido, y que parece no disgustarle a
ninguno...
-Cuando
no se puede ganar, hay que tratar de no perder... Si ud.
perdió su
tiempo es problema suyo, no podemos hacernos cargo; aquí
nosotros hacemos
lo que podemos -léase: hacemos tiempo-, son cosas del
fútbol )
Continuará
…
(Podría
continuar ahora, pero tengo que hacer tiempo)
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