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domingo, 21 de julio de 2013

Hace algún tiempo



(José Luis Greco)



Hacer tiempo, es una forma superior
de hacer uso del verbo hacer
y al mismo tiempo, verbigracia, del tiempo

Estamos hechos de tiempo, dijo el poeta
vislumbrando el origen de todas nuestras angustias
y perplejidades

Hacer tiempo, puede ser una pasión, aunque no goce
de popularidad en los tiempos que corren

Incluso en el ámbito de las pasiones populares
como el deporte, hacer tiempo goza de una valoración
negativa

(En el caso de los deportes individuales como el golf,
el ping pong ó el turf, no son tan abiertas las críticas
hacia este recurso. Tampoco en el automovilismo ó el
ajedrez)

Pero en el más popular de los deportes, cuando un equipo
lo emplea, suele recibir las críticas más despiadadas por parte
de los simpatizantes de su adversario, desde el momento
en que lo perciben

Todos los equipos, llegado el caso, incurren en esta práctica
(ya sea para mantener un resultado favorable, tanto como para
         evitar el bochorno de una derrota más abultada)

Pero sólo algunos, los más trabajados, los de mayor jerarquía,
logran hacerlo de modo tal que pase desapercibido y evitar las
suspicacias así como los improperios por parte de las tribunas
enemigas


Por otra parte, si bien desde la óptica del espectador objetivo ó
del observador desinteresado , hacer tiempo luce como un 
recurso burdo, ajeno y hasta reñido con la sana competencia y la ética que, se supone, debe regir el espíritu deportivo, una mirada distinta, acaso más distante y abarcadora tomaría en cuenta que dicha actitud no es privativa del fútbol, y ni siquiera del deporte.
¿O acaso no hay jueces que hacen tiempo, ó políticos, funcionarios, asesores, secretarios, docentes, periodistas, locutores, inversores, viajantes, escritores, comerciantes, psicoanalistas, porteros, agregados culturales, inspectores, agrimensores, poetas, martilleros, agentes de bolsa,  
etc. etc. que incurren en esta práctica?



El periodismo deportivo -del que descienden todos los periodistas- es ajeno a este tipo de críticas. Entienden, desde su posición objetiva y desapasionada, que hacer tiempo es sólo una más de las posibilidades y recursos tácticos ó estratégicos contemplados por este deporte tan apasionante. O sea: es parte del juego. Cualquiera puede recurrir a ello en cualquier momento que lo crea conveniente; es más, hay casos de equipos que salen desde el inicio con esa consigna y la respetan a rajatabla durante todo el partido, a veces con fortuna, lo que es interpretado por el periodista, relator ó comentarista, como un acierto por parte del entrenador: “Supo leer el partido, y encontrar el planteo táctico adecuado para neutralizar la capacidad de juego del adversario, cerrándole todos los caminos, no dejando espacios, durmiendo el juego con criterio, apelando a la circulación intrascendente del balón para quitarle ritmo al partido y cumplir así con su objetivo”


Hay quien sostiene, por otra parte, que la visión de los periodistas, relatores, cronistas y comentaristas deportivos sobre este hecho particular (hacer tiempo), no puede bajo ningún concepto pretender ser objetiva, ecuánime ó desinteresada desde el momento en que ellos mismos, hay que decirlo, suelen incurrir es esa práctica con demasiada frecuencia como para considerarse ajenos y poder juzgarla.
Es una cuestión lógica, claro, y justificable. Ellos deben cumplir su tarea: relatar, explicar, analizar... y de algún modo necesitan también justificar su función, son parte del espectáculo, algo que, en última instancia procura entretenernos...
Y cuando un partido deja de ser entretenido, ó bien no llega a serlo en ningún momento, estos hombres deben apelar a todos los recursos para mantener el interés del televidente ó el radioescucha ó el lector. No importa cual sea el auditorio al que se dirigen, deben ocupar ese espacio, habitar el éter, seguir emitiendo como si valiera la pena, llenar ese vacío con palabras y hurgar en lo más profundo para hallar las causas, todo los factores que contribuyeron y los hechos y circunstancias que se desencadenaron para que ninguno pudiera llegar al gol...

(Señor espectador: después de haber destinado ud. 1h30m de su tiempo para vivir las emociones que se suponía, habría de ofrecerle esta justa deportiva, este espectáculo, todo está como antes de empezar: no ha pasado nada, ni vencedores ni vencidos, nada que justifique que haya tenido lugar este partido... Pero a no desesperar: podemos explicarlo...

Al fin y al cabo el fútbol es como la vida: a veces se gana, a veces se pierde... y otras ni siquiera eso.  Después de todo, no todo tiene por qué ser emocionante, las emociones ocupan una parte insignificante en casi todas las formas de vida que conocemos... No todo es exaltación, no todo es goce, no todo son goles y, además, no podemos dejar de reconocerlo: éste es el resultado que mejor le queda al partido, y que parece no disgustarle a ninguno...



-Cuando no se puede ganar, hay que tratar de no perder... Si ud. perdió su tiempo es problema suyo, no podemos hacernos cargo; aquí nosotros hacemos lo que podemos -léase: hacemos tiempo-, son cosas del fútbol )




Continuará …

(Podría continuar ahora, pero tengo que hacer tiempo)

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