(Abel A. Borda)
El verano declina,
acá en el sur,
para humanos y coleópteros,
para himenópteros y anélidos,
para el efemérido y el pérlido,
para el efemérido y el pérlido,
podemos afirmar
En rigor, atravesamos el segmento
menos riguroso del verano
Podemos afirmar, deslizar
ó declinar acompañando el curso
natural de nuestra propia declinación,
como individuos y como especie
(Podemos ver el cielo veraniego
y podemos negar -no niego- esta
declinación en curso)
declinación en curso)
Hay especies que no tienen futuro,
otras tienen un futuro incierto.
Lo cierto: todo futuro puede
declinarse
como el contenido de otra declinación
inexorable
El verano declina,
puede sostenerse,
acá en el sur,
para cetáceos y mamíferos,
para oruga y golondrina,
para bacilo y superhombre,
podemos afirmar,
para libres y esclavos, para
unidos y dominados (y para los
dominados por el deseo de unión
-aquellos que sólo desean unirse)
también:
para quienes toman decisiones
y para sus víctimas,
para sanos y enfermos
para sanos y enfermos
y para el personal subalterno
acá en el sur
Surcamos este tramo declinante
como la golondrina el cielo,
se puede afirmar, ó deslizar, ó
sostener: se puede aseverar:
una golondrina no asevera
-un poema tampoco: sólo existe,
como la declinación y la necesidad.
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