(Carlos Inquilino)
La dignidad no se
negocia.
Hay negocios menos
dignos que otros
(Otros esperan que
resistas:
Otros esperan que
negocies)
Hay negociaciones,
negociados y negocios:
El negocio nació
como una negación
(Junto con el
comercio de la palabra, el hombre
conoció la
necesidad de negar, navegar y negociar)
Podemos renegar de
ciertos negocios abstenernos
de ciertas
negociaciones, pero no podemos
permanecer en estado
de negación continua,
no podemos negar
todos los negocios:
La soledad es un mal
negocio, somos seres sociales:
necesitamos
asociarnos, la sociedad es un negocio:
todos somos socios,
mal que nos pese y más allá
de nuestra voluntad
de negociar y nuestra capacidad
de negociación.
El comercio es la
forma de comunicación que se
impuso en las
sociedades humanas: El desarrollo
de un estado se mide
por el volumen de sus negocios
y el balance de su
saldo comercial.
Todas las relaciones
humanas se ajustan
al principio de
negociación: dar y recibir
en busca de algún
beneficio, un provecho,
una utilidad.
La navegación fue
útil en diversos sentidos:
abrió puertos y
abrió las puertas a nuevos
negocios y nuevas
formas de negociar:
El hombre blanco
entendió que los negocios
mejoran la vida, que
la riqueza es algo que siempre
puede incrementarse,
y es algo que se crea.
Y se lanzó a
conquistar nuevos mundos y también
a conquistar el
mundo para imponerle sus propias
condiciones de
negociación (hay negociaciones
que incluyen
violencia)
El hombre blanco
comprendió la necesidad de
ampliar los
mercados, propagar la fe (que siempre
fue un buen negocio)
y administrar el desarrollo
del nuevo mundo que
debía organizarse sobre la
base del libre
comercio.
Ningún negocio
hubiera prosperado nunca
sin el comercio de
la palabra, el más útil
de los inventos
humanos.
No se puede negar la
utilidad de la palabra,
que no sólo nos
diferencia del resto de los
animales conocidos,
sino que nos permite conocer
y producir
conocimiento, incorporarlo, transferirlo,
utilizarlo y
negociarlo de modo de obtener una
mayor utilidad.
La palabra torna más
fluído el intercambio entre
individuos, y hace
que podamos reconocernos
como sujetos
hablantes, deseantes, sexuados
e incompletos.
Hace que podamos
entablar negociaciones
con mayor o menor
dignidad y utilidad,
e intercambiar
experiencias útiles
e inútiles.
e inútiles.
La palabra nos hace
negociables.
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