(Epifanio Webber)
Cada cual busca su
droga
como puede, donde
puede.
Querer es poder:
Hay drogas que
proveen la sensación
de poder todo,
borran los límites
de la realidad, una
realidad para pocos:
el resto debe
resignarse, adaptarse ó
consultar a su
proveedor habitual; hay
drogas para todos.
Hay drogas
artificiales y naturales,
hay drogas duras,
blandas y dudosas,
peligrosas y
seguras, asociales y
sociales: hay
drogas para todos.
Cada uno busca su
droga: hay drogas
para todos los
bolsillos y para todas
las necesidades -la
necesidad es un signo
vital, y la droga
puede ser un camino sin
retorno: como la
vida-
Hay drogas que
alteran la percepción, el
estado de
conciencia. Algunos buscan
libertad, el goce de
la sensación -sin
libertad no hay
goce- como experiencia
liberadora -aunque
como es sabido, “la
libertad se extiende
hasta los límites de
nuestra conciencia”-
Pero la droga suele
crear dependencia;
podemos elegir de
qué depender: hay
drogas para todos:
Hay drogas legales e
ilegales, permitidas,
toleradas y
prohibidas. Hay un mercado
dinámico y pujante
que contempla la
diversidad de
necesidades y la igualdad de
oportunidades.
El desarrollo
necesita crear nuevas necesidades,
y la necesidad es
tensión: hay drogas para
reducir, suprimir o
intensificar la tensión (Hay
una tensión entre
el sujeto y el mundo, el goce
está siempre
asociado a una tensión que crece y
se libera: quien no
tiene nada que liberar, ni de
qué liberarse, no
se droga)
Hay drogas para
todos: drogas artificiales
y naturales. Entre
las drogas duras, legales
y seguras, la más
popular es el trabajo
(que además nos
hace libres)
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