(Horacio Ruminal)
“El deseo de
librarse de la utilidad
es lo que ha elevado
al hombre,
inspirándole la
moral y el arte”
No hay deseos útiles
o inútiles,
aunque hay buenas y
malas artes:
éstas suelen ser
más útiles.
Valores como la
ética, la moral o
la justicia, ceden
terreno ante el valor
de la utilidad. La
injusticia, es más
útil que la
justicia, observaba Aristóteles,
lo que explicaría
nuestro poco apego a
esta última;
preferimos la utilidad.
La utilidad provee
sentido a todo.
Hay quienes hacen
cualquier cosa por
sentirse útiles.
La utilidad genera valor:
Un idiota útil vale
más que un idiota.
El mandato social,
impone culpa a quien no
puede reconocerse
socialmente útil. El
valor de lo útil se
impone sobre todos los
valores.
A través de la
utilidad, se accede a otros
valores, como el
bien y el mal: lo que es
útil es bueno.
La palabras son
útiles, porque tienen un
sentido y pueden
producir otros, permitiendo
la comunicación
fluída entre sujetos:
Compartimos las
palabras,
compartimos el
sentido,
compartimos la
utilidad.
Hasta que en algún
momento de la vida,
surge la necesidad
de librarse de ella,
y escribimos un
poema -hacemos poemas
en busca de otro
sentido: hacer algo inútil,
por el puro placer
de hacerlo-
La utilidad provee
sentido a todo,
menos al poema.
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