(Tomás Lovano)
Venimos a sumar,
hay que evitar la noción nociva,
tanto como el sujeto
con prefijo negativo:
Venimos a sumar, pero
el nosotros niega al individuo,
lo subsume a una suma imprecisa;
lo reduce a algo amorfo, sin contorno
(el no, como sufijo es menos evitable:
contra el destino nadie la talla)
Venimos a sumar:
Hay que evitar la primera persona
del plural hasta las últimas secuencias
de lo posible:
Hay un piso y un techo
para la metáfora positiva.
Hay una masa y un volumen,
un coeficiente y un cociente,
un albedo y un gradiente.
¿No conocemos lo suficiente?
Todo lo posible, es también pisable,
para la filosofía positiva:
Pisamos huellas pasadas.
Hay un piso y un techo,
sólo conocemos el derecho de piso,
las oportunidades del posibilismo y
las posibilidades del oportunismo.
Venimos a sumar, asumamos
cada alteración en orden; todo valor
nace y se nutre de la subordinación.
II
La excitación excesiva, conspira
contra el éxito del recitado, sea
de una buena cita o de un poema
de consistencia dudosa.
Es para recapacitar, antes
de excitarse en exceso.
Hay quienes sólo se excitan
con excesos, son incapaces
de recapacitar.
Una aspiración excesiva
sólo puede resolver en decepción.
La resolución deceptiva, conspira
contra el optimismo sano y mesurado:
Casi nada es nunca lo que se espera.
Hay que ser mesurado, conviene
recapacitar antes de aspirar sin medida.
Quien no sabe medirse, puede aspirarse
y desasirse del eje de su condición
binaria -dar y recibir, incorporar y
enajenar- y hasta perder el control
de esfínteres en acto de servicio.
(Hay vicios negativos y positivos)
Venimos a sumar:
Confiamos, con un optimismo mesurado,
que sumando todas nuestras vibraciones
positivas, podemos aspirar
al grado cero del espíritu de cuerpo
y producir toda la serotonina necesaria
o más.
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