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lunes, 24 de junio de 2013

Vicente Narioh (Otros textos)

El bostezo



Bostecemos,
antes que sea tarde
Bostecemos,
los animales superiores sabemos
bostezar (los otros no sabemos)

Bostezar es un signo vital:
sólo los vivos bostezamos
El bostezo puede ser consciente ó
inconsciente (como la respiración, la
reproducción y la repetición)

Ejercitar la conciencia, es un ejercicio
saludable, como bostezar: provee una
mayor oxigenación y compromete la acción
de más de cuarenta y tres músculos (algunos
de los cuales sólo son requeridos para eso y
de lo contrario permanecerían ociosos hasta
la atrofia -como tantas otras dependencias de
nuestra sofisticada anatomía-)

Es sano ejercitar la propia capacidad ociosa
La decisión consciente, no siempre es la mejor,
pero no deja de ser un ejercicio y el ejercicio es
siempre beneficioso (Todos los ejércitos realizan
ejercicios para mantenerse en buena forma mientras
esperan entrar en acción: La acción,el combate, es la
razón de ser del soldado y de toda organización militar.
Por eso, los estados más poderosos, que invierten cada vez
más recursos en mantener y aumentar su potencial bélico, se
ven en la necesidad de producir nuevos conflictos, guerras e
invasiones a otros estados, para mantener en condiciones
operativas a todo su personal militar. Además, en un
hipotético período de paz excesivamente prolongado, no
faltarían las voces malintencionadas que cuestionaran la
utilidad y la necesidad de continuar con esa erogación que
siempre se incrementa -Los militares, como es sabido, son un
grupo social que no produce nada y viven del estado, que vive
de los impuestos que pagamos todos los contribuyentes: Si no
hay guerras, sólo pueden hacer maniobras, guardias, prácticas
imaginarias y zafarranchos de combate, así como cultivar el orden
cerrado, el orden interno y otras actividades propias de la vida
militar. Y pueden bostezar a gusto, en fin.., a casi nadie le gusta
mantener el ocio ajeno-)

Ahora bostezo:  He tomado esta decisión
Mi gato me mira bostezar y bosteza (los gatos,
son expertos bostezadores)
Pero ignoro si lo hace a conciencia; el bostezo se contagia,
como es sabido, tanto entre humanos como entre otros
animales, así como de animal no humano a humano ó en
sentido inverso.

La fuente de contagio es la visión: vemos bostezar y
sentimos la necesidad de hacerlo. La imagen del bostezo
ajeno nos induce a reproducir, una inducción y una reproducción
en las que no interviene la conciencia. La mera observación, aún
inconsciente, engendra el deseo de repetición (Por eso no es común
ver bostezar a un ciego)

También está la autoinducción: Si se piensa en el bostezo con intensidad y persistencia, es inevitable acabar bostezando en algún momento del día...

Bostecemos: Al hacerlo se liberan tensiones y recargan energías -que
siempre son necesarias más allá del destino que cada uno pueda asignarles.
El bostezo, amén de proveer una oxigenación profunda, brinda un 
estado de relajación que favorece la meditación, previene el estrés y 
estimula los metabolismos más rebeldes... No es ocioso insistir en remarcar: 
No es un tiempo muerto el bostezo, antes bien, es una breve pausa que un cuerpo necesita para retomar con mejor disposición psicofísica y una mayor agresividad, la lucha por la vida.

(Un bostezo, además, y aún considerado como tiempo muerto, no 
representa una pérdida considerable: por lo regular no dura más de diez segundos  -aunque si adoptamos el hábito de bostezar cada 10” 
es probable que al cabo de la jornada, hayamos invertido un tiempo 
neto igual a la mitad del día en este quehacer, lo cual no deja de constituir un despropósito para aquellos que tienen los días contados- Es mejor no contar: mejor bostezar)

Bostezar es sano, es más. Una de las pocas decisiones saludables que
cualquier sujeto puede tomar por sí mismo, y cuya práctica no 
requiere ninguna inversión.
Bostezar combate el envejecimiento y prolonga la juventud:
Los pueblos que bostezan viven más.

(Por eso, no se debe interpretar la actitud del joven que nos escucha
entre bostezos, como una falta de atención ó de respeto;
por el contrario, hace algo sensato: está invirtiendo a futuro.
Sabemos que en los tiempos que corren la juventud tiene un valor
especial, es un bien, una mercancía... Los jóvenes tienen necesidades
y tienen deseos, desean y necesitan consumir, constituyen un mercado
dinámico, seguro, expansivo y siempre renovable... La mayor parte
de cuanto se produce y la mayor parte de los mensajes publicitarios
están dirigidos a ellos.
Los jóvenes son el futuro;  sólo ellos pueden cambiar el mundo  -ó al
menos crear las condiciones de un cambio futuro-. No es una
responsabilidad menor, teniendo en cuenta las condiciones en que se
lo estamos dejando...
Dejemos que bostecen...
Bostecemos...





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