(Amílcar Ámbanos)
Era un fusible noble, sano, núbil
y subsensible a casi todo.
No era el único, pero era irrepetible.
¿Se autopercibía?
No lo sé, estaba en condiciones
de afirmar, no hay suficiente evidencia.
(Cuando no hay pruebas, hay que probar:
todos tendríamos que probar todo,
para hablar con fundamento y no repetir
en vano. Afirmaba un ensayista autorizado)
La libertad de emitir
conspira contra aquellos
que aspiramos a la verdad.
La producción de verdades
reconoce estos límites
deseables para el conocimiento
objetivo.
Cada uno es libre de autopercibir
como verdad, aquello que desée
(El deseo es capaz de adjudicar sentido
verdadero a cualquier cosa)
Cada uno es dueño de sus límites
y de tramitarlos en un sentido productivo
o verdadero.
Cada uno, es libre de autopercibirse:
verdadero o falso.
La realidad, como sujeto, es lábil,
imprecisa y permisiva: permeable
como la propia condición del sujeto.
El intercambio de experiencias sutiles
o útiles, no redunda en la producción
de verdades. Pero emite corrientes
de opinión. Hasta que la verdad
salte a la luz, o no:
Hay recursos probados y aprobados
para evitarlo.
Era un fusible noble, sano, soberano
y núbil, subsensible a casi todo.
En libertad me fundo:
No alcanzó a completar la frase
y se fundió con todo éxito.
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