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martes, 30 de noviembre de 2021

Efluvios asimétricos

 

(Pascual Rambler)

 

Súbitos óbices relucen sucesivos,
en la súmula litúrgica, en la cántiga,
en el cógito del unigénito
y en la mácula del prójimo.

Súbitos éxitos rozagan como púbises
en la égloga analógica, en el ápice
que ofrece su vigencia póstuma
y en el vértigo submúltiplo que roza
tu pseudópodo poético.

Cultivo una rosa extinta,
en medio del camino de la muerte
con vocación de futuro y empatía resiliente.

Cultivo en el desierto,
sobre los restos reciclables
de ciclámenes apócrifos.

No participo de fiestas populares,
de piras bautismales y cantos
ceremoniales, ni de los verbos cómplices
que aportan sus efluvios cloacales.

Abono mi cultivo con residuos patológicos
de última generación:  estamos generando.

No estamos solos  (si se aisla el virus
del poema, queda el vector acéfalo en
espera de la pregunta incorrecta)

No, no estamos solos:  Nos unen aglutinantes,
emulsionantes, excipientes, conservantes
naturales y saborizantes permitidos. 



El merodeador rodeado

 

(Amílcar Ámbanos)

 

El merodeador estaba rodeado,
y aún sabiéndose rodeado
no se apichonó y apechugó:

Hay que saber rodearse
sin regodearse en rodeo ajeno,
y saber abandonar el centro
de atención a tiempo.

Estamos rodeados de merodeadores:
Todos somos merodeadores de
deseo ajeno, pensó con moderación
el pájaro de mal agüero, hablante,
deseante, rodeado, pero entero.

Luego. echó un vistazo a la redonda
verificando su ángulo de fuga, para
elevarse en un solo movimiento
discreto y uniforme y salir
airoso del éxito alcanzado

o merodeado.

domingo, 28 de noviembre de 2021

La piedra y el valor de cambio

 

(Asensio Escalante)

 

No esculpas para arriba,
ni bajes el martillo
en dirección al cielo.

La bóveda celeste
no es celeste ni bóveda
ni verbo que obedezca.

No esculpas para arriba
ni hacia abajo.  Más bien
vacila hacia los lados
de tu glándula pineal.

No pierdas las formas:
No pierdas la piedra
buscando una forma
que exculpe tu falta.

No penes tallando otros penes.

Una piedra perdida en el camino
no se altera, no busca su rebaño
ni espera sumarse a la manada.

Puede que no sirva para nada
y que sea emanación divina,
como tú.

Si tuviera que dudar, no dudaría:

La piedra sólo sirve para ser piedra.
Grande o pequeña, lisa o rugosa,
abovedada o angulosa, preciosa o
despreciable, sabe permanecer
irreductible.

Perdida, no pedirá perdón ni ayuda
a otras piedras más expertas.

No sabe empedernirse, empoderarse
ni emprender la fuga.

Pero aún perdida, la piedra no suele
estar más desorientada que un pastor
de rebaños:  sabe ser parte del camino,
sin doblegarse ni reproducirse.

No necesita predicar con el ejemplo
para que otras piedras sigan su camino
ya empedrado.

Sin predicar, goza su propio predicamento.
No es aventurado extenderse en esta
prédica y reconocer el valor histórico
de la piedra para la civilización:

Arrojar piedras pudo haber sido
una de nuestras primeras formas
de comunicación.

Ninguna piedra espera su punzón.


miércoles, 24 de noviembre de 2021

Soledades

 

(Onésimo Evans)

 

No estamos solos, Celso,
hay tantos cuerpos como necesidades,
o mas.

Hay suficiente sol para que todo
se renueve o replique.

Solacémonos, mientras actualizamos
nuestro estado. Sólo necesitamos estar
actualizados. Hay novedades bajo
el sol.

Esta planta creció sola, como todas,
sólo que no obedece a ninguna
voluntad ajena:  No la planté yo,
ni nadie; se plantó a sí misma, despreciando
cualquier intervención de mano o miembro
humano.  Ajena al deseo del otro, se plantó
y se autogestionó con éxito hasta aquí,
libre y soberana.

Cultivo espontáneo, designamos a aquello
que no es parte del cultivo escogido
para nuestra propiedad  (sea un jardín, una
maceta o un planeta) y se planta, en actitud
invasiva y desafiante.

¿El enemigo interno?

La inteligencia superior, no se conforma
con el cultivo espontáneo. Da un paso más.
Necesita calificar, clasificar y separar
para despejar toda confusión:

(Todo lo espontáneo es maleza)


Desmalezar, desmalecer, para poder crecer.

No estamos solos, Celso:
Estamos rodeados de maleza, especies
que nadie necesita habitan sin razón
y compiten con los cultivos elegidos.

No conocemos sus nombres ni sus
propiedades; tal vez las tengan
y eso las autorizaría a ocupar algún
lugar discreto en el planeta, el jardín
o la maceta…

Habría que averiguar, investigar,
después de desmalezar.
 

martes, 23 de noviembre de 2021

Una moción de orden

 

(Horacio Ruminal)

 

Mantengo mi moción en esta mesa,
entre las moscas familiares.

En el decurso de las cosas
cada objeto conserva su lugar,
asignado por el orden.

La casa está en orden:
el orden puede ser arbitrario, casual,
estructural, aspiracional y popular
o espontaneo  (Nada más popular
que las moscas.  Las moscas pertenecen
al orden de lo popular, aplastarlas también)

Un colectivo orgánico, las moscas.
No es fácil identificar a una, respecto
de otras;  todas se parecen demasiado.

Ponerle un nombre no sirve de mucho,
casi nunca responden. No reconocen su
nombre:  Para reconocerla, habría que
extraerle una pata, un ala o pintarle la
cara color esperanza, antes de
aplastarla.

¿Quién no aplastó una mosca?

En mi tierna infancia, era uno de mis
juegos: Las capturaba contra el vidrio
de la ventana, con la cortina transparente,
y luego procedía a una minuciosa
disección: una pata, otra, un ala…

Hasta obtener la unidad
de un perfecto cuerpo desmembrado,
en el que aun podían observarse
signos vitales.

Los niños son criaturas curiosas,
necesitan experimentar, conectarse con la
naturaleza para desarrollar empatía, crecer
sanos, integrarse al mundo adulto y poder
armar, luego, su propia familia.

Mantengo mi moción
entre las moscas de la casa. 

(Las moscas también somos parte del orden natural)

jueves, 18 de noviembre de 2021

Juegos de mesa

 

(Asensio Escalante)

 

Hay un juego en la mesa,
la mesa tiene un juego.

Hay un juego de mesa en la mesa.
Podemos jugar, podemos no jugar:
Ella tiene su propio juego, que no
afecta mucho la práctica de casi todos
los juegos de mesa y viceversa.

No soy afecto a esta palabra, ni a los
juegos de mesa  ¿Cuánto hace que no
juego a algún juego de mesa?

Hay quienes dedican horas a esos
pasatiempos, se entretienen jugando,
ganen o pierdan.  Yo no: como jugador
siempre quise ganar, algo difícil.

Hay malos y buenos perdedores, hay
juegos que terminan mal.  
Mejor, jugar solo, aunque se pierda.


II
El ajedrez, es de los pocos juegos
de mesa que se puede entablar:
Ni vencedores ni vencidos.

Pero es tedioso, salvo para los que saben,
para lo cual han dedicado muchas horas
de estudio:  hay libros que analizan partidas,
estrategias, variantes y resoluciones
memorables.  Todo está registrado, es cuestión
de disponer tiempo, voluntad y deseo.

Hay quienes se apasionan con las dificultades
del juego. Es entendible, hay quien se apasiona
con cualquier cosa:  como yo.


III
De los juegos de mesa, me gustaba la perinola.
Me atraía lo azaroso del movimiento giratorio,
la pérdida de velocidad hasta el último rodeo,
en que ese pequeño cuerpo tambaleante
anunciaba lo imprevisible:  Se podía ganarlo
todo en una jugada…

No hace falta saber mucho, ni capacitarse ni
entrenar:  cualquiera puede jugar, ganar, perder.
Como la vida misma: uno se mueve en un
sentido, da vueltas, gira sobre su eje, mientras
va perdiendo energía, intensidad.  Sigue girando
trabajosamente sin saber para qué, hasta el
último momento en que alcanza el estado de
reposo.


IV
Pero el único juego de mesa al que podía
dedicar horas, era el tenis de mesa, o ping-pong,
que sí me apasionaba y solía ganar más de lo
que perdía.  

(Cuando se gana, no hay tiempo perdido)

Claro que era difícil conseguir mesa para jugar
no siendo profesional.  No nací para profesional,
profeso poco y nunca tuve una de esas mesas, ni
el espacio necesario.

Aunque la mesa no es sólo un lugar para jugar,
y tampoco es el único:  Puede que haya más de
los que conocemos.

Podemos jugar  ¿Podemos no jugar?

Podemos entablar un diálogo de una mesa
a otra, o escribir las memorias de la mesa:
Si esta mesa hablara…

Cada uno habla de la mesa
según le va en ella.

Ahora dejo que la mesa haga su juego...

miércoles, 17 de noviembre de 2021

Piedra libre

 

(Senecio Loserman)

 

Puedo estar equivocado,
pero me puedo equivocar.

No voy a renunciar a mi derecho
al equívoco virtual, virtuoso,
exponencial o contencioso.

El error no forzado
es propio del ejercicio
de la libertad.

La libertad de pensamiento
es condición para producir
decisiones de calidad

(Hay distintas calidades,  podemos
calificar en libertad)

La libertad debe ser valorada
como uno de los mayores bienes
a cultivar, dentro del valor limitado
de los cultivos humanos.

No es lo mismo ser libre
que estar perdido.

¿Adónde me perdí?  Pregunta el forastero.

Una noción perdida puede dar lugar
a volúmenes difusos de sentido anómalo
degenerando en un cuerpo patológico:

evolución nociva de la noción de cuerpo.

Pero la evolución produce sentidos
encontrados:  No toda pérdida es nociva,
una carga liberada renueva la ilusión
del forastero, del rastreador virtual
o el animal rastrero.

¿Qué me perdí?  Repite la pregunta.

¿La pérdida libera?

¿La piedra perdida es más libre que
la encontrada?

Conclusión decisiva:

No hay un fin propio de la piedra,
ni del librepensador empedernido
en observar el camino de la piedra.

Con piedras erigimos santuarios, deidades,
palacios, lupanares.

Con palabras construimos objetos  suntuarios,
consagrando formas a lo inútil.

Hay más piedras que palabras:

La muerte de una piedra no significa nada
(Una piedra no puede morir porque está muerta,
deciden las palabras)

En cambio, cuando muere una palabra
nadie se desvela, ni la vela,
ni la menta. 

La diferencia es  la conciencia:


La diferenciación, y la capacidad
de diferenciar y diferenciarnos, son
atributos propios de esta especie
tan diferenciada.

viernes, 12 de noviembre de 2021

Soberanía poética

 

(Aquino Lamas)

 

El poema pude contraerse,
dilatarse, contraer sentidos
miembros y contagiar a otros.

Puede autolimitarse
en volumen y extensión
para ganar intensidad y altura.

Puede ser medido, evitar excesos
y reducirse a un mínimo de voces aspiradas.

Puede concentrarse en una sola idea
o menos:  en la sola emoción que emite
una palabra aislada del rebaño.

Puede observar límites, desafiarlos
o reproducirlos a voluntad
hasta obtener la consistencia deseada.

Puede dar un salto al vacío
y pedir tres deseos,
dos,
uno
o esperar otra vuelta
-todo vuelve-

Puede saltear algunos pasos
para apurar el fin
evitando el colapso de la propia
contracción a aspirar en vano y repetir
la falta sistemática.

Puede abrir un compás de espera
o vacilar ante la presencia
de un vacío legal. 

O recurrir a un asesor letrado.

martes, 9 de noviembre de 2021

Equilibrios libres

 

(Carlos Inquilino)

 

El equilibrio está servido,
en la mesa familiar, la mesa
madre en que amasamos
y fuimos amasados, en las
distintas mesas del mundo
con vista al horizonte,
a un tragaluz o a otras mesas
a imagen semejanza.

El horizonte se mantiene
idéntico a sí mismo  -aunque no
lo veamos-  Sabe conservar su lugar
y sabemos que es igual a la suma
de sus ángulos internos.

No tiende ni pretende.
No crece ni apetece.
Nos observa en equilibrio
ir y venir a nuestras mesas
naturales:  con familias que crecen
o decrecen o sin ellas.

Las mesas permanecen en función
(pueden requerir algún mantenimiento
en el tiempo, para prolongar su servicio
pero una buena mesa puede sobrevivir
a generaciones de comensales,
como el horizonte)

El equilibrio está servido:  Nos sentamos
a la mesa y disfrutamos del paisaje natural,
el alimento balanceado.

El equilibrio es esencial para la mesa
y sus frecuentadores:  comensales, jugadores,
especuladores, soñadores, saboteadores,
activistas, lectores, escritores, aspirantes.

La mesa expresa equilibrio, más allá de formas,
tamaños y de la calidad de sus materiales.
La mesa es equilibrio:  no sería mesa si no
cumpliera esta condición.

Puede tener algún juego, como esta mesa
que se mece. Pero no afecta mucho su función:
basta nivelar alguna de sus patas para
solucionarlo.  

No es mi caso, no tengo nada en contra
de los juegos de mesa. Son un recurso de doble
utilidad para el conocimiento:

En el juego y en la mesa se conoce a las personas.

Entre sus prestaciones casi ilimitadas
el equilibrio nos observa
ensayar, alterar formas, combinar materias
para obtener sentido:  sentidos que tributan
a equilibrios.

Entre sus prestaciones casi ilimitadas
la mesa sirve, continua en servicio
aún después de levantar la mesa:

Sirve para pensar en otras cosas,
en otras mesas, mesarse las barbas
y concebir alguna desmesura,
o contribuir al equilibrio universal
formulando poemas sobre la utilidad
del equilibrio.

viernes, 5 de noviembre de 2021

El discurso del sentido

 

(Epifanio Weber)

 

En todo discurso hay,
al menos un sentido manifiesto
o denotado y otro connotado.

Puede haber más de los necesarios
y puede haber más sentidos que
necesidades.

Hay cientos de sentidos, todos
incontables, aunque no infinitos.

Lo esencial, lo define este enunciado:  

El sentido es útil
o es dudoso.

(ante la duda, es receptor puede alejarse,
en un sentido, o vacilar hasta encontrar
su propia utilidad)

Puede resultar útil detectar y aislar
los distintos sentidos que conviven
en un texto, una frase, una palabra:

O no.
El sentido pasa, circula como el sonido
y como la metáfora.

Todo sentido tiene una vida útil
salvo el sentido de la vida,
que se desconoce.

II
El poema, puede producir su propio
sentido, a partir de otros. Puede invertir,
alterar, adulterar funciones, pero es
siempre parasitario:  vive del sentido
ajeno.

Sonido y sentido pueden concurrir,
circular en comunión en una dirección,
pero son independientes.

La búsqueda obsesiva de esta unión
artificial suele producir resultados
dudosos o indeseables  (El deseo, es
capaz de atribuir sentido a cualquier
cosa, aunque es el principal insumo
del poema)

III
El sentido no se mide, carece de volumen
y es ajeno a magnitudes, valores, decibeles.
En el discurso,  normal o patológico, hay
sentidos dados y velados:  algunos suelen
mantenerse ocultos para casi todos.

Pero la poesía es revelación, (aunque sus
principios no pueden ser revelados)

Velar es mi ejercicio,
escribía un poeta reconocido.

Quiero laurearme pero me encebollo,
explicaba la espuma del poeta
laureado antes de laurearse:

Entre sentidos dados y velados
están los atributos del azar,
que no reconoce fieles entre
jugadores, oficiantes, practicantes,
y aspirantes:    el poema
da sentido a todos, es dador, se ofrece
para que cada quien encuentre
el sentido que merece.

El poema es ajeno a los niveles
de comprensión de sus lectores
tanto como a los laureles.

No da respuestas
ni ofrece explicaciones:
apenas da sentido  
y no reconoce fieles
ni recibe donaciones.

Entre sentidos dados y velados,
destinos aceptados o resistidos.
Entre ejercicios anacrónicos, laureles,
el poema  -dador, revelador-
no se pronuncia ni se abstiene:  

es


 

miércoles, 3 de noviembre de 2021

Camino y piedra

 

(Ricardo Mansoler)

 

He perdido una piedra en el camino.
Había otras:

Ahora estoy perdido, como mi piedra,
que ahora es parte del camino.

Nadie repara en una piedra que se pierda,
hay otras, son muchas y todas pueden
ser parte del camino.

Hay quien pone piedras en el camino,
quien las recoge y quien las pierde:
soy de los que pierden.

Perdido por perdido, entre piedras ajenas
sigo mi camino, que tal vez sea otro:

No hay mucho que perder.

 
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