(Emelio Casenave)
Un feligrés autónomo y exógeno
puede practicar su fe
con toda libertad y gozar
de su cultivo a voluntad,
mientras no afecte a terceros
y observe los protocolos de rigor
establecidos para su práctica.
En el ámbito de la fe
es difícil precisar límites:
Bajo el paraguas de la libertad
de cultos, cada cual puede cultivar
lo que desee, sin restricciones
con la intensidad adecuada.
Todas las creencias merecen
ser respetadas, aunque carezcan
de fundamento o contengan uno
incorrecto.
Aunque hay ciertas precauciones
para el libre ejercicio de la fe:
todo culto tiene su lado oculto,
obscuro.
Y en la oscuridad es difícil
verificar los límites.
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