(Estanislao Del Signo)
Entré a una licitación
por un subsidio
para poetas pobres y seniles.
Fui rechazado, no reunía
las condiciones:
No puede acreditar suficiente pobreza
ni daba el perfil poético solicitado.
Volví a leer El solicitante descolocado
y en la obscuridad de mi ergástula
vi la luz, se abrió mi entendimiento:
Un verdadero poeta
debe poder justificar su pobreza
y saber: ser pobre, no es suficiente
condición poética. Y ser poeta
nunca es suficiente.
No existe el empobrecimiento ilícito.
No es una opción válida ser pobre.
Bienaventurados los pobres de espíritu
porque no necesitan habilitación provisoria
ni reconocimiento oficial, no necesitan
tener vocación ni vida interior.
Hay que saber prescindir de todo.
¿Cuántas palabras necesita un poema?
¿Cuántos poemas necesita un hombre
para no ser pobre?
¿Dónde se encontraba el sospechoso
al momento en que se cometió el poema?
No sabe, no contesta.
A falta de coartadas o argumentos
que sirvan de atenuantes, el autor
anónimo confiesa, con humildad:
Nadie más humilde que un poeta.
Y dice más:
Esta frase no me pertenece.
Pero pobreza y humildad
no son sinónimos, hay que
reconocer.
El poeta se reconoce autosuficiente
y con premeditación y alevosía,
procede a licitar un aliciente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario