(Teodoro Losper)
Lo cortés no quita lo valiente.
Al calor del valor
se enarbolan valencias, velas,
velámenes, volúmenes.
Valoramos el arrojo
en virtud de la valía, la utilidad
del riesgo, la aventura de jugarse,
oponerse: confrontar el propio
valor con otro, una oportunidad
de obtener reconocimiento
y agregar valor.
Hay valores más reconocidos.
La violencia es un valor:
dudoso o no, casi todos los valores
que cotizan y gozan de reconocimiento
oficial, público y privado, contienen
violencia o proceden de ella.
El intercambio de valores
es una práctica común entre sujetos,
que se reconocen tales, en función
de ciertos valores asignados.
Para ejercer el comercio, hay que
tener valores: algún valor intercambiable
(todos los valores lo son)
Ser valiente, es un atributo valorable
pero no es suficiente para tener valor.
Valoramos el arrojo
en virtud de la utilidad.
La condición de útil, es la virtud
más valorada en toda escala de valores
que se precie.
La utilidad es algo que se arroja,
sin ella no habría comercio, ni valor,
ni sentido, ni adjetivos útiles como éste
y como valetudinario.
Y algo peor:
Careceríamos de vida útil.
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