(Asensio Escalante)
Hay cuerpos que revisten gravedad,
y otros que sólo revisten: revistan
entre los que sólo sirven para vestir,
desvestir y revestir.
Hay cuerpos más razonables:
se incorporan a distintos centros y
grados de gravedad, y se adaptan
bien, como cualquier significante,
a la condición grave, esdrújula
o aguda.
(Los cuerpos esdrújulos extienden la
ilusión, sostienen la extensión de la
noción gravosa con cierto éxito)
Hay cuerpos que gravitan
con algún sentido y eficacia, y los hay
que satelizan, orbiculan, observando
una fidelidad envidiable (Para los
cuerpos provistos de conciencia, cualquier
cosa puede ser objeto de envidia)
Hay cuerpos creyentes, excreyentes,
claudicantes, semovientes, replicantes.
Cuerpos que creen en la atracción
de los cuerpos, en teorías de cuerdas,
en la metempsicosis, en la serendipia,
cuerpos que creen en el desarrollo indefinido
de su masa encefálica, en la biomasa como
destino superior de los cuerpos, y en el
desarrollo de teorías aún desconocidas.
Hay cuerpos que sólo creen en lo que
no conocen, y cuerpos que no se reconocen
sino en relación a otros cuerpos.
Y hay cuerpos que son sólo metabolismo.
Entienden que la función central
de un cuerpo, es incorporar: son propensos
a incorporarlo todo, y permanecen indiferentes
a todo aquello que no puede ser incorporado.
Hay otros cuerpos, que no parecen interesados
en producir rechazo ni atracción,
cuerpos extraños, cuyo centro de gravedad
puede estar en todas partes, es decir,
en ninguna.
Se sabe poco de los cuerpos.
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