(Carlos Inquilino)
El carnero no come carne
a diferencia del carnicero
que contiene
un cero -cero negativo-
oquedad, vacío, a obturar con algo
distinto de cero, como carne.
Carnero de dios,
carnicero divino.
Arúspices, creyentes, auspiciantes,
oyentes y paseantes, aspirantes…
participan de la faena de la fe.
Los cortesanos obtienen los mejores
cortes: el vacío es un corte apreciado
por propios y extraños:
Elevemos una oración al vacío,
elevemos una oración al brillo
del acero, aparcero, que separa
en cortes sanos lo que dios unió:
la carne.
Elevemos: una oración al resero
y a la resiliencia de la res
y a las respuestas vacantes
en orden descendiente.
Elevemos una oración al sistema
binario junto al vino, que es la sangre
de dios, y a estos binoculares
de última generación, que permiten
ver a dios, en su carnicería -todas
las carnicerías son emanaciones divinas-
eligiendo sus cortes.
(De "Poemas encarnados y faenados")
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