(Tomás Lovano)
-He pecado en vano, Padre.
-No debes vanagloriarte, hijo. Nadie es
quien para juzgar la vanidad de nuestros
actos y pensamientos, salvo El, que todo
lo sabe y todo lo perdona.
-Ahora peco poco, pero supe pecar en forma
recurrente en mis buenos tiempos…
-La compulsión, la repetición y la compulsión
a la repetición son parte de nuestra naturaleza.
Nuestro Creador lo dispuso así, y es poco lo
que podemos hacer… Pero su Amor infinito
nos perdona todo
-Perdón, Padre...¿Y porqué perdona tanto? ¿No
sería más justo que..?
-No preguntes lo que no debes, hijo. Menos averigua
Dios y perdona.
-Perdón, Padre...
No hay comentarios:
Publicar un comentario