(Asensio Escalante)
Los expertos
vacilan,
la experiencia
acumulada pareciera
suficiente para no insistir con
la
acumulación.
Pero la realidad es
otra,
somos reincidentes,
solemos repetir:
hay que mantener el
ritmo productivo,
sostener el ritmo:
ningún ritmo es tal
si no puede
sostenerse.
El sujeto está
hecho de ritmos,
tanto un sujeto
productivo como uno
vacilante (sostener
un ritmo vacilante
no es menos
trabajoso que mantener el
ritmo productivo)
Un ritmo puede
producirse, replicarse,
obedecerse,
sostenerse, transmitirse y
hasta alterarse.
Pero no puede crecer:
el ritmo no crece,
es siempre idéntico
a sí mismo y
permanece ajeno a la idea
de crecimiento
sostenido (su evolución
está sujeta a la
práctica repetitiva y
secuencial:
producción, reproducción.
El ritmo no se
negocia ni evoluciona.
Los expertos
vacilan,
hay voces
disidentes, posiciones encontradas:
No se puede mantener
el crecimiento sostenido,
ni sostener el
crecimiento indefinido:
No se puede
sostener un ritmo indefinido
(ni se puede definir
el ritmo)
Las voces se
dividen: voces discordantes,
asonantes,
consonantes, convergentes,
divergentes,
concurrentes, y voces embozadas,
trabajadas,
enviciadas, emergentes, tributarias,
subalternas,
solapadas y voces que no llegan a
destino.
Las voces se
dividen: (toda voz es divisible)
Las que afinan y las
que no afinan.
El destino de una
voz, no siempre es la afinación
(afinar es sólo un
medio para obtener afinidad)
El sentido de una
voz, no es afinar ni aspirar
a alguna afinación
para ofrecer afinidad a otras.
La afinación es una
relación: “Sólo desafino en
relación a otros”
dijo una voz popular (hay voces
populares y voces
que no gozan de esta condición,
cuyo valor es cada
vez más dudoso)
Es bueno oír todas
las voces:
Los expertos vacilan
en distintas tonalidades.
Pero la realidad es
otra:
La experiencia
acumulada, será negociada:
Todo lo que producimos es para obtener otra cosa.
Se debe sostener el
ritmo productivo,
estimular y
subsidiar la producción rítmica, junto
a la producción de nuevos
eufemismos, nuevos
giros y nuevos
neologismos: se necesitan
más recursos
ideológicos para impulsar
el desarrollo de
nuevas tecnologías y
nuevas patologías.
Se necesita obtener
mayor utilidad de la economía
(la esencia de la
economía no es económica,
avisaba Lacán. Y
la esencia del ritmo no es idéntica
al tiempo)
Pero el desierto
crece, observó el filósofo
(cuánto se puede decir con tres palabras)
y sigue creciendo
a un ritmo sostenido.
Los expertos
vacilan,
sobre la
conveniencia de mantener el ritmo,
de mantener el
orden; vacilan por sus propios
medios: el ritmo no
tiene ideología, y sin
ideología no hay
utilidad, no hay sentido:
las palabras carecen
de valor.
Los expertos vacilan
con su propio ritmo
(el ritmo es
anterior a la palabra)