(Elpidio Lamela)
¿Medra la madre
con el deseo del otro
que es el hijo?
El hijo nunca elije:
Madre hay una sola.
El deseo nunca es soberano,
señora. Una buena madre no
necesita la biología para ocupar
su lugar, ser funcional al deseo
del otro, maternar y medrar con
este verbo.
Lo dicho: El hijo nunca elije,
ni elige -seamos correctos-
Pero nunca está todo dicho
en cuestiones de familia,
propiedades y deseo:
La evolución genera otras oportunidades
para gestionar el deseo. En la familia
alternativa, hoy aceptada en nuestras
sociedades avanzadas, cualquier persona
gestante o no, puede asumir el papel de
madre, padre, etc.
Incluso puede compartirse la función:
Hay familias biparentales, bimaternales
y otras posibilidades en desarrollo.
La biología no importa: Una vez obtenido
el hijo, basta que se autoperciba como tal
para elegir libremente su objeto de deseo.
Hay que ser claro, señora: El horizonte se
amplía, no es para amedrentarse…
La realidad, siempre puede ser más deseable.
El deseo nunca fue soberano: insondables
mandatos biológicos lo sobrenadan, pero es
constitutivo y no podemos sino obedecerlo.
Quien quiera medrar que medre,
como buen hijo de su madre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario