(Elpidio Lamela)
El sexo representa apenas
un segmento de la vida;
puede ser mayor o menor.
El tamaño no importa.
Hay quienes piensan lo contrario.
Al sobrestimar ese volumen
de pensamiento implicado en el
sexo, transitan un vaivén que no
conoce el sosiego.
Desde otra visión, algunos pensadores
sostienen que el pensamiento profundo
sólo puede desarrollarse en libertad,
abstrayéndose del orden material (del
mismo modo que el pensamiento propio
sólo es posible liberándose de todo
condicionamiento ideológico):
La materia es conflicto, tensión a resolver
en un sentido u otro: como el sexo (los
recursos para resolver la tensión libidinal
son diversos)
El sexo no es todo: Mi experiencia
profesional, tanto como el estudio del
desarrollo patológico que se manifiesta
bajo una diversidad de rasgos propios
de las neurosis o las perversiones más
frecuentadas, me autoriza a emitir una
opinión calificada:
No podemos soslayar la importancia
del sexo en el desarrollo ontológico
integral del sujeto sano o su equivalente.
El sexo, esta pulsión, es constitutivo
del cuerpo del sujeto, en todas sus secuencias.
El pensamiento abstracto es posterior, y
ocupa un segmento significativo, aunque
relativamente menor.
Tanto para la práctica del pensamiento
abstracto bien tramitado, como para la
del sexo, se necesita un cuerpo:
El tamaño no importa.
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