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sábado, 29 de septiembre de 2018

Actividad parasitaria

 

(Ricardo Mansoler)



Vengo de procrastinar y estoy en éxtasis,
escribió el poeta que citaba, en ese estado
de excitación que sólo conocen los poetas al citar
y los amantes en su primera cita, amén del
consumidor compulsivo.

Citaba y parafraseaba, citaba para alterar -toda
creación es una alteración- para ser consecuente
con esta cita y sus principios filosóficos:
La poesía es una actividad parasitaria, se nutre
de fuentes diversas, puede abrevar en todo, no
conoce límites y no es autosuficiente: nadie vive
de la poesía, ni de la propia ni de la ajena.

No es pensable un poeta que no lea o haya leído
a otros.

El poeta es un parásito sagrado, para citar a otro
poeta.

Hay poetas que citan y que no; citar es un recurso
poético. Pero todos reconocen influencias, aunque no
lo reconozcan en forma explícita. Todos son.
deudores, están siempre reproduciendo algo que
recibieron. La destreza, el don propio de cada autor
está en la capacidad de alterar esa substancia recibida
y apropiada, y elaborar algo diferenciado, algo que
luzca original, propio de ser reproducido.
 
“El estilo propio, es la manera que encontró aquel
que escribe de reproducirse a sí mismo en el sistema
de la escritura”

El comercio de la palabra, no sólo nos convirtió en
sujetos, sino que nos arrojó al mundo del intercambio
continuo, mediatizando nuestras relaciones, agregando
necesidades, creando hábitos y alterando la vida.

Todas las fuentes están disponibles. Disponemos de
todo el pasado acumulado a cada instante. El creador,
nunca parte de cero, está siempre condicionado por su
condición temporal (la cultura a la cual pertenece)
como por todo lo que otros escribieron antes.

La supuesta libertad del acto creativo, acaso no esté en
expresar nuevas ideas, sensaciones o emociones, sino
en la forma de acceder y disponer ese material preexistente,
para reformularlo.

La reproducción es un mandato genético, puede ser una
necesidad biológica y también un negocio.

“Nada se opone tanto a la poesía como los negocios”
escribía Thoreau. “Toda poesía es hostil al capitalismo”
escribía Juan Gelman (que probablemente hubo leído a
Thoreau)

Podría seguir citando, y hacer un poema de citas, pero no
sé si sería un buen negocio: ya ha de estar hecho.



El negocio, más allá de su raiz negativa, es una forma
de comunión: comulgamos con la necesidad del otro,
compartiendo esa necesidad de intercambio. Necesitamos
compartir esa necesidad: Casi todo lo que hacemos está
vinculado en forma directa o no a algún intercambio
(Somos, incluso, producto de uno: nadie nace por voluntad
propia. Cito, “Nacer es protagonizar una reproducción
ajena” Somos el producto de una negociación en la que
no participamos. Cito: Nadie nace en su casa, todo el mundo
nace del Otro)

Los negocios mejoran la vida,
afirman los hombres de negocios.


viernes, 31 de agosto de 2018

Márgenes

(Tomás Mercante)



Márgenes estrechos para la acción productiva,
las condiciones de producción
están sujetas a la inversión, que oscila
entre la producción y la especulación,
según los márgenes de utilidad.

El sujeto oscila entre la decepción y la repetición:
la resignación aparece como una opción segura
entre las repeticiones productivas, que tienden
a la reproducción.

Ya no es tiempo de definiciones,
no hay nada definido que no pueda repetirse.

El Sujeto no tiene qué esperar; después del suicidio
del hombre nuevo, no se puede confiar en la Historia
ni pensar en cambiar el mundo.

El mundo cambió, el Sujeto Histórico es parte del
pasado. Pero no se puede dejar de producir,
se producen hechos, objetos de interpretaciones
que darán lugar a otros hechos, a ser interpretados.

No podemos dejar de producir historia, mientras
producimos nuevas especulaciones en busca de
la interpretación correcta.

Hay un margen, para quienes no aceptan el sentido
productivo y su dirección histórica.

Hay nichos de pertenencia, realidades paralelas
para quienes no comparten, ocupaciones marginales,
excesos de la repetición indefinida, cuya continuidad
contempla un margen de error.

sábado, 18 de agosto de 2018

Volver a lo artificial

(Asensio Escalante)



Volver a lo artificial,
el arte: la práctica metódica del músico,
el intérprete, el discípulo,
nativo u opcional.
El arte de reproducir:
Con una paciencia china, los japoneses
logran reproducciones tan perfectas que
superan a los originales.

Pero no todo es reproducción
y metabolismo para la naturaleza
artificial:

Hay metas y mesetas, mesas y macetas,
hay facetas, ascetas, feligreses, doctores,
pacientes y aspirantes.

Hay vínculos acérrimos, continuidades
secretas y relaciones concomitantes.

¡A concomitar! ¡A concomitar!
Dijo una voz popular.
Nada que no sea natural me será ajeno.

Ya no hay oficios naturales,
apenas sobreviven especies residuales
como el afilador y el reducidor, junto
a las nuevas expresiones del emprendedor
moderno, como el reciclador urbano.

Volver a lo artificial: el arte,
hay artilugios, artefactos, artimañas
y artificios retóricos para cada necesidad.

La necesidad de un incremento continuo
del volumen de realidad artificial
produce nuevos sentidos y crea
nuevos hábitos.

domingo, 8 de julio de 2018

La opción correcta

(Senecio Loserman)



Un perdigón perdido
puede cambiar el destino de una perdiz,
un aprendiz, un hijo pródigo, un edecán,
un forastero.

¿Qué es la vida, un frenesí?
¿un algoritmo, una función?
¿ su pura combustión ?

Un forastero nativo o por opción
puede encontrarse perdido y sin
referencias próximas, en cualquier
parte del camino (la vida es un camino
de ida). Puede recurrir a un prójimo
presunto o eventual, o puede vacilar:
siempre conviene dudar del prójimo, una
categoría que no ofrece ninguna certeza.

Pero puede también: aceptar el desafío
y encontrarse a sí mismo en la dificultad.
La vida es un continuo desafío, cada
escollo, cada piedra en el camino representa
una oportunidad para superarse,
o al menos encontrarse:

perdido y superado.



sábado, 30 de junio de 2018

El cultivo espontaneo

(Horacio Ruminal)



Odio las setas,
dijo el hongo,
asaetado por cierta incontinencia provisoria
de su verbalidad imberbe, tan común a
organismos que cursan la carencia de órgano
emisor.

No quiero ser un hongo más, se pronunció
en silencio:

Odio las sectas secretas y las setas erectas,
si no fuera hongo sería un poeta.

Es difícil no dudar,
aún para este hongo, genérico, solo
pero bien plantado en su condición
histórica, su estructura simple
aunque eficaz, y con un pasado digno
de respeto por cualquier individuo y
especie que se precie.

Un hongo nunca está solo,
aún cuando parezca estarlo:
está siempre rodeado
de esporas en espera.

Un hongo es un cuerpo autosuficiente,
no necesita otro hongo para producir
hongos.

Un hongo es indiferente a la circulación
de metáforas de hongos, al sentido común,
al mínimo común múltiplo y al sentido de
utilidad que domina las relaciones humanas.

Cargan con la dificultad taxonómica
que enrrarece nuestra relación con ellos:
seres vivos que no califican de semejantes
ni de prójimos, ni animales ni vegetales,
optamos por incluirlos en esa categoría dudosa
e indefinida de organismos primarios anteriores
a la división reinante, junto a líquenes, bacterias
y bacilos.

Guardamos una distancia saludable y prudencial:
Nadie tiene una maceta con un hongo, a no ser
que surja en forma espontánea (algo que los hongos
suelen hacer con toda espontaneidad)

No cultivamos hongos por voluntad, salvo que sea
con fines comerciales. Se prefiere una planta de interior,
cualquier planta viste más que un hongo, se adapta al
ambiente, al alféizar o al balcón y goza de mayor
aceptación.

Guardamos una distancia prudencial con los hongos,
que se presentan en muy diversas formas y tamaños.
Algunos son aptos para el consumo, y de alta calidad
nutritiva. Otros son letales, pero solo si los comemos.

Salvando las distancias, no somos tan distintos:
su cuerpo es casi todo agua, como el nuestro
y compartimos la condición efímera.


viernes, 29 de junio de 2018

Números naturales

(Tomás Lovano)



Volver a cero
concentrarse en la neutralidad
circular

El eterno retorno
al no
cero a la n

Encero el centro de mi cero,
concentrado en lo cóncavo del ser:
no hacer, no negar, no producir
serotonina ni reproducir tejido
seroso.

No hacer nacer nada
que altere este valor idéntico
a sí mismo.

Volver a la noción primaria
que precede al movimiento circular,
ese vacío que todo lo contiene
y nada modifica.

Observar las órbitas posibles
a describir, desde dentro del propio
cero, encerado hacia el centro.

Ser tan cóncavo, concéntrico y perfecto
como sólo el cero puede serlo.

El cero es reposo, neutro absoluto,
vacío, origen y fin de todos los principios.
Es el número natural por antonomasia,
que a la vez excede el Orden Natural:
No existía, fue creado, como el amor, el
sentido y el pensamiento abstracto.

Del cero parten todas las preguntas
verdaderas, la ontología y la filosofía
profunda que sigue formulando las
preguntas esenciales: 
     
              ¿Cuánto es?

¿Qué es el ser? ¿Qué distingue al Ser

del Ente?   ¿Somos seres seriales?

¿Hay un sentido último?

¿Qué fue primero, el cero o la gallina?

¿Hay un amor sincero?

sábado, 9 de junio de 2018

La voluntad transformadora

(Horacio Ruminal)



“Negar te paraliza, aceptar te transforma”
Leo y acepto, en ese orden, y ahí nomás
empiezo a percibir los efectos de
la transformación operada. Ahora que soy
otro, puedo observar la realidad con otra
perspectiva: la vida es cambio, la realidad
es cambiante, hay que aceptar (incorporar
los cambios exteriores, mejora las condiciones
objetivas en que el sujeto negocia con el mundo
exterior, la realidad)

No se puede negar la realidad (el cambio)
Hacerlo significa vivir en conflicto, en un
estado de contradicción permanente con el
mundo real, un estado que impide disfrutar en
plenitud de todo lo que la realidad tiene para ofrecer
al aceptante: todas las maravillas de la modernidad
son posibles y disponibles gracias a aquellos que nos
precedieron en la aceptación, que no vacilaron en aceptar
(Todo lo que somos lo debemos a la firme voluntad de
aceptación: una voluntad histórica)

Negar te inmoviliza, aceptar te transforma: Al aceptar
esta premisa, se comienzan a percibir los beneficios
propios de cualquier transformación, liberando la
conciencia de obstáculos y contradicciones, que
conspiran contra el libre tránsito hacia la evolución
ontológica.

Negar te inmoviliza, aceptar te transforma:
Esta fórmula superadora puede aplicarse en cualquier
circunstancia, ante cualquier dificultad o contratiempo
que se presente, tantas veces como sea necesario.
Es de aplicación universal, y puede ser repetida sin
contraindicaciones. Pero primero hay que aceptar:

La aceptación es condición para la repetición.




jueves, 31 de mayo de 2018

El crecimiento indefinido

(Senecio Loserman)



Saber carecer:
Creo en lo que carece,
la necesidad se expande
y la naturaleza expansiva no necesita
fundamento.
 
¿Carecemos de todo lo que merecemos?

Crecer y carecer
son verbos compatibles (hay cierta
empatía en el cociente natural donde
la duda crece al carecer)

“Que todo crezca aunque yo carezca”
Tal el pensamiento solidario del altruísta.
 
Pero el altruismo es un anacronismo,
si no un atavismo.

Hoy nadie cree en el altruismo, aunque sí
en el crecimiento del turismo:
Compartimos creencias y carencias
con la misma voluntad inercial que reproduce
cuerpos y excrecencias.

Alguna vez estuve a punto de desheredarme,
pero reflexioné, pensé en mi descendencia
y primó la sensatez: lo más sensato
es seguir descendiendo, la continuidad
es una experiencia irrepetible.

Continuará...

miércoles, 30 de mayo de 2018

El silencio y la definición

(Abel A. Borda)



Prefiero el silencio,
escribo en silencio.
Según la intensidad del silencio
(fluctuante) será la intensidad de la
propia concentracion en la escritura
(emisión silenciosa)

Podría definirme como un hombre
silencioso: que escribe más de lo que habla.
Escribir es hablar en silencio (o con el
silencio) o hablar solo, un hábito que roza
lo patológico, que sólo se diferencia por tener
un fin, una finalidad estética, es decir
un sentido terapéutico.

Podría definir, pero las definiciones son
siempre parciales, incompletas, como el silencio.

(El silencio absoluto no existe en la naturaleza,
hay que crearlo en forma artificial, producirlo:
La experiencia obtenida con una cámara
especialmente diseñada para aislar al visitante
de todo sonido, reporta que ningún humano
puede soportar tal condición más de unos
15 minutos. Se pierde el equilibrio, el sentido,
la cordura; en ese orden. El orden de lo absoluto
nos es ajeno)

¿Será por eso que muchos no lo soportan, y
desarrollan una especie de fobia al silencio, al punto
de necesitar un fondo sonoro para hacer cualquier
cosa?

¿Qué es el silencio?

Definirlo como ausencia de sonido, es como definir
la muerte como la ausencia de signos vitales:

Definir algo por contraste con su supuesto opuesto,
sólo agrega dudas, tanto sobre el objeto a definir
como sobre la capacidad de definición del
enunciante y la eficacia de su lenguaje.

Ante el vicio retórico, es preferible el vicio silencioso.
No todo es definible, y no hay ninguna definición
definitiva.

Algunos atribuyen la crisis ontológica de la
humanidad, a la falta de definición: hay mucho
por definir.

Otros sostienen que el verdadero problema no es
la falta sino el exceso: exceso de sentidos, de
opciones alternativas, la sobreoferta de estímulos
y tentaciones para distintos desvíos, y una diversidad
orientaciones, vocaciones y oportunidades que resulta
contraproducente e incluso nociva: la amplitud de
lo diverso aumenta la confusión y conspira contra
la concentración necesaria para la buena definición.

Siembran el caos y la disipasión, quienes insisten
con aquello de “hay que oir todas las voces”

Por el contrario, son pocas las que tienen algo
interesante que agregar, y siempre es conveniente
concentrarse en una: Las naturalezas superiores
sólo oyen la voz de la conciencia, es decir la propia,
descartando el resto como emisión residual, un
aporte a la contaminación acústica.

Yo prefiero el silencio, aunque no pueda definirlo
todavía. 


viernes, 25 de mayo de 2018

Ogras

(Ester Miño)



Argamadas ogras,
sobre la superficie impaga del deseo
de otros, aquerenciadas al adverbio irregular,
acoplando aristas rispidas e hirsutas
en su copla estéril

entre risas y rezos objetivos
diáfanos cogollos semipuros
pudiendo contener: vestigios de vestales,
enveses, improperios, rumor de alcoba
y exabrupto de doncella abacanada

Ogras (semimalogradas) desencajadas
por la hibridación inopinada que ilustraron
los próceres de ayer (hoy encumbrados
proxenetas) tanto como por los salmos
abonados por terceros sobre la superficie
impaga, en plena mora, orando sin demora
sobre la baba amada, derramada por pura
afinidad involuntaria sobre la falsa risa
orgamada que desgranan al cantar

Su pura desmesura ahuyenta al forastero,
al reducidor, al aspirante, al viandante ocasional
como al transeunte avezado, al turista arrepentido
como al recolector autosuficiente, al emprendedor
empedernido y al soldado desconocido.

Ogras amargamadas a su estirpe efímera
Ogras como las de otrora: difíciles de avistar
por hombres y bestias que cursamos las sinuosidades
de este presente pos efímero

Ogras que ningún milagro malogra

(Buscan su orégano en algún vergel
pero si pasan por un cuartel, jamás se
enamoran de un coronel; ni siquiera de un cabo:
prefieren en nabo a los confites,
el bledo a la cadencia del paso redoblado)

Ogras que aman el sexo
pero descreen del amor: podrían tener
sexo con cualquier solicitante, pero
carecen de auspiciantes al no haber podido
desarrollar un producto atrayente y convocante:
El goce que prometen, es el que pueden ofrecer
sus bocas pintadas y desdentadas (el placer
seguro nunca gozó de popularidad)

jueves, 24 de mayo de 2018

Pecados exitosos

(Horacio Ruminal)



Pecaría
(de precariedad)
si aspirara a no reproducir
el ritmo como forma
de lo múltiplo y acérrimo
propagándose a sí mismo
y sin margen de error.

No sea acaso, el pecado
la más alta creación divina.

El pecado exitoso
se percibe casi irrepetible,
se burla de los buscadores
y del éxito.

Pero el éxito
está al alcance de cualquiera,
como el pecado.

Hay que tener la voluntad inquebrantable
del emprendedor, la fe del feligrés,
del aprendiz de emprendedor, la
disciplina del discípulo.

La convicción del que se sabe iluminado,
y nada,
avanza: nadar a oscuras con cadáveres
congéneres, entre ínfulas inútiles o ajenas,
no es menor aventura que la de aquel
que escribe a la intemperie:
“la ergástula es obscura”

Borges no pecaba, y si lo hacía, supo como
guardar el secreto. Buscar la perfección
no es un pecado. Tal vez la erudición
sirva de antídoto ante el exceso
que a todo pecador atrae.

No blasfemaba Borges, era en extremo
minucioso en el cuidado de su lenguaje.
Pero escribió: “El arte de la injuria”
reconociendo arte en el exceso
y gozando al recoger, manipular, recopilar
el goce del pecado ajeno.
 
¿Ajeno? 
 
Ante mi copa de ajenjo me pregunto
¿El pecado perfecto es el que logra
pasar desapercibido, incluso para quien
lo comete?

Pecaría

El Marqués, pecaba escribiendo,
condenado al encierro, escribía más,
pecaba mejor: en la oscuridad de su
ergástula, no hacía más que pecar
 
(y gozar lo pecado)


sábado, 28 de abril de 2018

Papel

(Tomás Lovano)



“Es agradable la papa
es agradable el papel
el papel
lleva la papa
y de la papa
salió el papel”

Los buenos padres
dan papel a sus hijos
en edad temprana,
edad de merecer, papel
- todo hijo se merece -

Buenos padres y madres
dan papel, proveen y cuidan
que no falte:    papel
- que el hijo sea feliz con su
papel -

“el papel lleva la papa
y de la papa salió el papel”

Papá, dame papel …

(El desarrollo del niño está muy
asociado al papel del padre:
padres ausentes, presentes, dudosos,
complacientes, severos, protectores,
padres dadores, proveedores, padres
que aman o no aman su papel, dan
papel. Ser padre se puede elegir, el
hijo nunca elige)

El padre: una presencia no elegida
pero necesaria (un mal padre se
prefiere a un padre ausente: vas a ver
cuando llegue tu padre)

Papel, papa, papilla
Un padre no amamanta ni apapanta,
pero provee sentido al papel.

Es hora de papar
a orillas del papel,
en el nombre del padre, del hijo
y del papel a elegir:

Papel secante, tangente, consecuente,
papel moneda, papel higiénico, papel pautado,
papel para armar, para envolver, papel
multiuso, apto para absorber todo lo que nos
excede: emisiones y emociones naturales y
residuales - todo lo que no pudiste en la vida
lo podés volcar en el papel -

Papel para regalo, papel para embalar, papel
picado, papel barrilete, papel reciclable:

Se me acabó el papel, papá…

Los papeles cumplen su ciclo, no todos pueden
reciclarse. El papel del padre suele prolongarse
más allá del padre - No pude despedirme de mi
padre, pero me dejó algunos papeles -

“es agradable la papa
es agradable el papel...”

Los humanos tenemos 46 cromosomas,
un par menos que la papa.


                       .....................



(El texto encomillado es parte de un poema
escrito por un interno psiquiátrico, hace
muchos años: ente 1979 y 1981 en Uruguay)

viernes, 30 de marzo de 2018

Vacilar es preciso

 

(Dudamel Rambler)


Vengo de vacilar y estoy en éxtasis
Vacilaba ante la ley, ante la letra chica,
ante los protocolos de la vacilación,
vacilaba entre líneas, vacilaba con fruición
entre ilegibles intersticios, vacilaba
con pasión y vacilaba de oficio:
para no parafrasear.

Supe de fuentes confiables irreproducibles
que la alteración es una fuente de creación,
acaso la única -estas palabras no me pertenecen,
tampoco éstas-

Vacilo entre los verbos regulares: nada que se
pueda escribir es azaroso; todo estaba, todo
preexistía. Ni los neologismos dejan de remitir
a un estado anterior.

Todo puede volver a vacilar,
leía y alteraba: cada lectura individual
puede leerse como una alteración -en toda
reproducción hay alguna alteración-

Venimos a alterar el orden, podría citar -sólo
cita quien leyó- releer, volver a vacilar:
“En la literatura, la carrera del lector es la más
difícil” escribía Macedonio, que vacilaba en el
prólogo de una novela que no empezaba nunca
¿Para qué empezar algo que conduce a un fin?

Todo puede volver a suceder, para el sujeto
que vacila…
Vacilar es una actividad sustentable
y cargada de futuro: es tiempo de vacilar
en modo infinitivo, en comunión con todas
las especies y organismos vacilantes.

He decidido vacilar: no sé si es una buena decisión
pero es la decisión correcta. Vacilo por mis propios
medios, sin temor, sin dirección y sin destino.

Vacilo a conciencia, actúo de oficio,
vacilar es un acto de conciencia
y también una forma de servicio:

Quien vacila no peca ni produce.


De dónde vienen los reyes

(José Luis Greco)


El vecino estaba en casa, no recuerdo el motivo de su visita, pero no dejaba de ser algo natural: tenemos buena relación (conviene llevarse bien,uno nunca sabe cuando puede llegar a necesitarlos, y no son una presencia que se pueda evitar, a no ser que uno decida vivir en el campo, pero está demasiado contaminado) 

Más curioso fue que saliera al jardín (estábamos en la cocina, que da al jardín, hacia el fondo de la casa) aunque tampoco es algo tan extraño cuando hay cierta confianza: pudiera ser que un interés en las plantas, o ganas de mirar el cielo y tomar un poco de aire lo hubieran impulsado (el jardín atrae, de hecho, yo paso más tiempo ahí que dentro de la casa) Pero pasado un tiempo que no puedo precisar, observamos que empezaba a moverse de una manera extraña, algo que crecía en intensidad: no bailaba, no había música, no estaba elongando sino más bien lo contrario: contracciones, contorsiones, movimientos espasmódicos que se tornaban más violentos, como poseído por una fuerza extraña (Bueno, lo que para uno es extraño puede no serlo para un vecino, hay que ser cauto y no dejarse dominar por los impulsos) Voy a ver que le pasa… No vayas, dijo mi mujer con un temor que ahora me parece lógico y sensato, pero que en ese momento no me detuvo. Salí, me acerqué ¿Te sentís bien, Reynaldo? No me contestó, concentrado en una nueva contracción más fuerte, ahora casi acuclillado y tenso y que, para mi sorpresa (no puedo explicar más que ésto) lo redujo hasta alcanzar el volumen de un perro, un perro de tamaño medio, para ser generoso. No sólo el volumen: era un perro, un perro bastante común, sin raza definida ni señas particulares; un perro cualquiera.

Nos miramos con mi mujer… ¿Qué hacer? No pensábamos tener un perro, con los dos gatos y el tortugo estábamos bien, pero había que hacerse cargo, no podía echarlo como a un perro, uno tiene su sensibilidad, los animales tenemos sentimientos, era un perro, acaso no el que hubiera elegido, pero reunía todas las condiciones de un perro, no podía abandonarlo: era un perro que además, había sido un vecino hasta hacía un momento…

Los gatos, al principio lo rechazaban, se encrespaban y lo azuzaban cuando se les avecinaba; pero al final, si bien no se hicieron amigos, terminaron aceptándolo: los gatos son muy perceptivos, seguro detectaron que no tenía malas intenciones y percibieron que portaba una historia complicada.

Es un animal tranquilo y apacible, nunca lo ví ladrar, ni gruñir ni quejarse, y a diferencia de los gatos, no suele ausentarse visitando casas vecinas.

Hasta nos ahorró el trabajo de buscarle un nombre; ya tenía (sólo se lo abreviamos por comodidad, era un poco largo: quedó reducido a la primera sílaba)


sábado, 24 de marzo de 2018

Sentido útil

 

(Horacio Ruminal)



“El deseo de librarse de la utilidad
es lo que ha elevado al hombre,
inspirándole la moral y el arte”

No hay deseos útiles o inútiles,
aunque hay buenas y malas artes:
éstas suelen ser más útiles.

Valores como la ética, la moral o
la justicia, ceden terreno ante el valor
de la utilidad. La injusticia, es más
útil que la justicia, observaba Aristóteles,
lo que explicaría nuestro poco apego a
esta última; preferimos la utilidad.

La utilidad provee sentido a todo.
Hay quienes hacen cualquier cosa por
sentirse útiles. La utilidad genera valor:
Un idiota útil vale más que un idiota.
El mandato social, impone culpa a quien no
puede reconocerse socialmente útil. El
valor de lo útil se impone sobre todos los
valores.

A través de la utilidad, se accede a otros
valores, como el bien y el mal: lo que es
útil es bueno.

La palabras son útiles, porque tienen un
sentido y pueden producir otros, permitiendo
la comunicación fluída entre sujetos:
Compartimos las palabras,
compartimos el sentido,
compartimos la utilidad.

Hasta que en algún momento de la vida,
surge la necesidad de librarse de ella,
y escribimos un poema -hacemos poemas
en busca de otro sentido: hacer algo inútil,
por el puro placer de hacerlo-

La utilidad provee sentido a todo,
menos al poema.

miércoles, 28 de febrero de 2018

Cómplices

(Teodoro Losper)



De la complacencia a la complicidad
hay un paso: o ni eso.

No es complicado ser cómplice,
es más fácil que no ser
y más simple que obtener complicidad.

Nunca faltan oportunidades para acceder
a algún grado de complicidad (establecer,
generar, entablar son algunos de los verbos
compatibles con complicidad)

La complicidad genera oportunidades, es
un recurso humano: todos somos y buscamos
cómplices; necesitamos confiar, y sólo se
puede confiar en un cómplice: La complicidad
genera confianza, compromiso, condiciones
necesarias para la integración social y el
desarrollo de cualquier actividad.
Todos los vínculos humanos sustentables
están fundados en alguna complicidad.


Las asociaciones ilícitas, administraciones
fraudulentas,actos de corrupción, negociados,
malversaciones, vaciamientos, sobrefacturaciones
y toda clase de actividades y movimientos dudosos
son emprendimientos que requieren complicidades.

El emprendedor necesita cómplices, nadie puede
hacer nada sin contar con alguna complicidad.
Una persona influyente, es aquella que dispone
de muchos cómplices, y entre ellos algunos muy
calificados, cómplices conspícuos.

La complicidad y la concupiscencia, son condiciones
naturales para manejarse en las altas esferas.

La capacidad de liderazgo -algo tan apreciado por
los patrocinadores de la ideología impuesta y sus
cómplices ocasionales- no es otra cosa que la
capacidad de obtener cómplices sumisos, aptos
para ser disciplinados: creyentes que obedezcan y
se entreguen -la complicidad puede ser tanto activa
como pasiva-

El discurso oficial, busca la complicidad de la opinión
pública, una entelequia: un sujeto dudoso, si los hay,
que vino a reemplazar a otro, el pueblo -éste, sería el
conjunto de todos los pobladores, los que pueblan, los
habitantes de un lugar- La voluntad popular no existe,
en tanto no existen sociedades donde todos quieran
lo mismo; por el contrario, hay intereses antagónicos.
No se puede gobernar para todos, ni gestionar, ni
administrar. Tampoco se puede gobernar para las
mayorías, sin caer en el populismo, algo que las
minorías no suelen tolerar -se apropiaron de este
término para convertirlo, con la complicidad de
muchos que no pertenecen a esas minorías, en
sinónimo de corrupción, demagogia y otras
prácticas condenables-

Hay una sola y única opción: gobernar -o gestionar
o administrar- para una minoría, obteniendo la
complicidad de una parte de la mayoría.

Sí, se puede: hay recursos disponibles para el
desarrollo de este emprendimiento con cierto éxito.

El éxito en la sustitución del sujeto “pueblo” por
“opinión pública” responde, como el éxito en la
sustitución de exportaciones, a esta necesidad:

El pueblo, masa humana, conjunto de cuerpos con
sentimientos y deseos humanos, difiere de la opinión
pública: cifras que se miden, resultado de encuestas
que pueden ser manipuladas -como los sentimientos
populares- Basta con saber generar las complicidades
necesarias.

El arte de obtener complicidad está asociado, en su
desarrollo histórico, tanto a cuestiones culturales
como a intereses, pero por sobre todo a la necesidad
expansiva de la corrupción como la expresión más
propia de la naturaleza humana.

La política, es el arte de generar complicidades.
En las democracias modernas, conviven distintos
partidos que dividen su representación parlamentaria
según la cantidad de votos obtenidos. Suelen alternarse
en el poder: mientras uno gobierna, los otros son
o cómplices o enemigos. Pero todo enemigo puede
evolucionar a cómplice.

Todos somos cómplices, reales o potenciales, sólo
que algunos no han tenido la ocasión (pero las
autoridades se muestran optimistas de cara al futuro:
estamos trabajando para que haya oportunidades para
todos)


martes, 27 de febrero de 2018

El otro poema

(Ricardo Mansoler)



El poema de uno
termina donde empieza
el poema del Otro.

¿Falso o verdadero?

Hay reparos: la propiedad es algo
tan arbitrario como relativo. Todo
discurso puede reconocerse deudor
de otro, aún cuando el emisor no
lo reconozca.

La apropiación es algo natural, y no
siempre es consciente, voluntaria y
violenta. La conciencia suele ser
parcial: es difícil escribir con alguna
continuidad sin repetirse.

Otro: Los límites son difusos
¿dónde termina mi poema?

Hay mucho poema trunco, por no
encontrar la resolución justa. La falta
de definición es un problema a resolver:
conocemos límites, estamos definidos
por ellos, pero ¿qué define al poema?

Hay aproximaciones, tentativas. No hay
una definición definitiva. (Esto ya lo escribí,
es difícil escribir sin repetirse, es posible que
lo repita en el futuro. Hay repetición voluntaria
e involuntaria, consciente e inconsciente y otras
opciones, pero no hay futuro fuera de la repetición.
Gozamos de la libertad de repetir)

El goce se obtiene, la necesidad se tiene
o se adquiere.

El goce es un fin en sí mismo, como el poema
(que siempre es único y linda con otros)

Es difícil llegar al fin del poema
y resolver ante la presencia del Otro.


miércoles, 31 de enero de 2018

Volver al pasado


 

(Abel A. Borda) 

 

El pasado no pasa,
se acumula sin pausa y
se acomoda a las condiciones
del presente.

El pasado no pasa:
pasa la necesidad, y el pasado
la ve pasar, reformularse, alimentarse.

El pasado no pasa, sabe expresarse
en todos los presentes.

¿Obrar en consecuencia o ser
consecuente con lo obrado?

Cada uno es artífice de su pasado.
Ser consecuente es virtud, sólo si
se acredita la procedencia del pasado:
una buena causa.

Las causas se dividen -hay que saber
dividir y separar: el saber no ocupa lugar-

La división proviene del pasado, provenimos
de organismos elementales que se reproducían
por división, y somos parte de un mundo
dividido; accedemos al mundo sensible
en un proceso de múltiples divisiones y
subdivisiones. Somos materia divisible.
Somos pares e impares: la paridad es una
percepción impar, cada sujeto es único
y busca paridades como puede -la división
obliga a aparearse-

Buscar la unidad es una causa vana,
ninguna causa une ni unifica, a lo sumo
aglutina o aglomera; hay que asumir:
nunca nada es lo que se espera.
 
 
 

martes, 30 de enero de 2018

Florecen los tendales


 (Onésimo Evans)


Habladurías hubo siempre,
en todos los idiomas;
las necesitamos. Necesitamos hablar,
interpretar, intercambiar interpretaciones
de cualquier índole. Indoles hay muchas,
como necesidades, cabe agregar, siempre
necesitamos agregar.

La verosimilitud es una necesidad relativa:
solemos creer lo que queremos creer, no
necesitamos verificar, no queremos verdades.

La verdad no tiene una función, ni es
funcional como el sujeto (que aunque dividido,
es capaz de unirse, alinearse, encolumnarse,
integrarse, sumarse y adherir a cualquier causa)

Ellos funcionan así, vienen a sumar, lo que no
suma es enemigo. El enemigo es necesario
para identificarlo, reconocerlo y exponerlo
ante la opinión pública: que se sepa, hay que sumar
voluntades y estar unidos frente al enemigo común
(es bueno tener un enemigo común: puede que sea
lo único que nos una)

Cuando el enemigo no existe, se lo crea: el enemigo
es creativo y no descansa, siempre está creando
nuevos argumentos para justificar la violencia
que contiene y sostiene su ideología.

La violencia, es tan necesaria como la ideología.
Todo lo demás son habladurías, excesos de
emisión humana, palabras que circulan en el
éter o se hacinan en los diarios, para acabar
en la basura, a la espera del reciclador urbano,
el emprendedor cargado de futuro.


 
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