(Senecio Loserman)
Un viejo bejuco no difiere mucho
de un bejuco viejo como éste.
Indiferente a los cambios de palabras,
al uso de las endorfinas y las comas,
no espera remesas de las musas ni confía
en las oportunidades del paisaje para que
florezcan todas las especies de la miseria
humana.
Mi mira con displicencia,
una disciplinada displicencia que no
significa nada para cualquier mortal
que crezca entre los yuyos
y sus estructuras de parentesco.
Algunos le encuentran utilidades
a los yuyos, la maleza y sus flores
insignificantes:
Es propio de la condición humana
encontrar utilidad a casi todo:
desechos inorgánicos, orgánicos, cadáveres.
El sentimiento puede brotar en cualquier parte
(el más útil es el sentimiento de propiedad)
La lástima y el asco son sentimientos humanos,
acaso exclusivos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario