(Germán Singerman)
Pensé en los muertos que conozco,
una cantidad creciente, siempre renovándose.
No quise hacer números, pero estimo
que son más que los vivos de un tiempo
a esta parte.
Es natural, la percepción de esta realidad
es vital para familiarizarse con la muerte
y naturalizarla.
Es natural que de pronto, y sin más trámite,
casi todos nos parezcan jóvenes, incluso
los que nos parecían viejos hasta hace poco.
Es natural que al cruzar la calle y reclamar
con un gesto a un conductor que no respetó
el semáforo, el mismo responda: ¡Qué te pasa,
viejo de mierda!
Más allá de que uno se autoperciba como tal,
lo sea o no, aceptamos como insulto la vejez:
ser viejo, es algo que descalifica, aunque todos
estemos destinados a pasar por ahí; un camino
casi inevitable para el que aspira a una muerte
natural.
No hay comentarios:
Publicar un comentario