(Pascual Rambler)
Hay un pozo en medio del desierto.
No lo
vi, me lo contó un observador
muy reconocido en el país de los ciegos.
Es bueno vincularse con gente
de distintos lugares del mundo,
incluso aquellos donde no hay
gente a la vista.
Hay regiones desoladas, inhóspitas,
tierras astringentes y zonas disolventes.
Es difícil insolventarse solo, sin la
solidaridad del mundo sensible.
(Hay páramos donde no habita ni un
humilde paramecio)
Aunque haya un pozo, uno no puede
dejar de sentirse sapo de otro.
Puede hacer otro pozo, y volver
a no encontrar nada (o al menos nada
que justifique seguir profundizando en
lo ajeno)
Nadie confía en el sapo del Otro.
No sería raro que el buscador caiga
en algún bache, cuneta o hendidura
natural: El mundo da cabida a tantas
anfractuosidades como accidentes
naturales y oportunidades para profundizar
y extraer lo necesario (nunca se sabe lo que
resultará necesario en el futuro)
II
La sensatez consiste en saber buscar
y no cavar en vano:
Hay quienes consumen su vida
buscando algo que nunca encontrarán.
Se hunden en su propio desatino
como objeto de aspiraciones excesivas
e insondables para no profundizar.
No existe un lugar seguro para cavar.
Pero hay pozos de todos los tamaños
y nichos adaptables:
Es suficiente, para ser más profundo,
que la cavidad del pozo sea proporcional
a la propia.
No sabemos cuantos pozos contiene un
desierto, no se puede descartar nada, pero
sería ocioso desertar:
Hay mucha superficie por conocer,
aquí y en las antípodas, y tanta más
que nunca conoceremos.
¿Quién dijo que había que conocerlo
todo?
Hay un pozo ciego cerca,
a una distancia razonable y practicable.
No sabemos cuantos pozos nutren el desierto,
pero el desierto no es uno; hay otros
y son algo tan natural como este pozo
en estado de reposo.
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