(Dudamel Rambler)
La independencia de poderes
es esencial para la democracia.
Una vez obtenida, puede observarse
como los mecanismos propios de la
democracia entran en funcionamiento
estableciendo los límites necesarios
para evitar los excesos naturales al
ejercicio del poder.
En condiciones ideales, ésto garantiza
el equilibrio y el orden que permiten
el desarrollo de la vida democrática, y
el pleno uso del derecho de cada
ciudadano a participar en las decisiones
y el diseño de las políticas públicas.
Es sabido que el ejercicio del poder
corrompe a las mejores almas, pero
la división de poderes es un arma
que acota la corrupción propia de
cada uno de los poderes dentro de
su ámbito específico.
Acaso el número tres resulte insuficiente,
y la división debiera contemplar una
cantidad mayor de poderes, para poder
mantener una corrupción controlada
en niveles aceptables.
O bien, la solución estaría en alcanzar
un empoderamiento general, de modo
que cada contribuyente pudiera gozar
su propia corrupción y compartir el
goce soberano en libertad.
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