(Epifanio Webber)
El pato parpa,
el burro rebuzna
y el músculo duerme:
Yo adivino el parpadeo
de los ojos del buho
que ulula, ulula como Dios
manda.
Él no ulula, pero osana
a una altura razonable
(aunque si quisiera ulularía
mejor que nadie, porque todo
lo puede y es perfecto)
Yo adivino: los músculos que
intervienen en el parpadeo del
buho, son casi tantos como los
comprometidos en el parpar
del pato.
No manejo cifras definitivas
pero mi compromiso teórico
es indeclinable:
Cada uno debe comprometerse en
lo suyo, sea buho, pato o gallareta,
o apenas un minúsculo molusco.
Por mi parte, sólo leo autores
comprometidos: un compromiso
que decidí asumir hasta las últimas
consecuencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario