(Asensio Escalante)
Amo mi casa,
de adentro hacia afuera
y de afuera hacia adentro.
Sólo en mi casa
soy el que soy
y hasta el que podría ser
en el pleno sentido:
de afuera hacia adentro
y de adentro hacia afuera.
Mi casa me refleja y contiene
todos mis posibles reflejos,
incluso los que no se perciben
desde afuera:
Soy el reflejo de esta casa.
Si tuviera que casarme
me casaría con mi casa
y a otra cosa.
Amo mi casa, no podría
estar solo en otra casa,
aunque estuvieran mis cosas.
En mi casa nunca estoy solo
aunque me dejen solo
y a veces no me dejen.
No es soledad la mía: está mi gato,
los pájaros y todo lo que necesito
en superficie cubierta desde afuera
hacia adentro.
Es cómoda mi casa, se entra y se
sale, como de otras casas.
No salgo mucho, no necesito,
acá estoy, siendo el que soy.
Sé que hay otras casas
más vistosas, más grandes,
más lujosas. Pero amo mi casa.
No sé si ella me corresponde,
pero me acepta como soy,
me refleja y me contiene
¿Qué más se puede pedir?
Sí, es costoso mantener una casa,
cualquier casa, incluída ésta: Tan
costoso como mantener el amor.
¿Para qué ir más lejos?
Nadie quiere alejarse mucho de su
casa: después hay que volver.
Yo siempre volvería a esta casa,
aunque no siempre fue mi casa:
No nos conocíamos.
Amo mi casa, si me tuviera que
casar me casaría con mi casa.
Ella nunca me abandonaría.
Amo mi casa,
aunque no me pertenece:
el amor no necesita título
de propiedad.
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