(Carlos Inquilino)
Quisiera ser un pez
para inclinar la cerviz
en tu nevera.
Como un cuervo silvestre
que se encorva, al servicio
de una curiosidad desenviciada.
Quisiera ser un peje, un paje
servicial y funcional
a tu paisaje, entrar en tu nevera
como el cuervo recurrente
y ser parte de tus víveres, ajeno
al movimiento de cardúmenes
sonoros y sus vísceras.
Quisiera eviscerarte, hasta encontrar
la glándula amatoria, debajo de la
vejiga natatoria con que nadas
cuando nadas.
Quisiera ser un pez, uno gordo,
apetecible y comestible como vos,
como nosotros:
Un pez desaforado, mal hablado,
desbocado y lenguaraz:
Un pez, o peje, o paje
que te mira de costado al inclinarte
y servirte:
Como un lenguado grave,
ínclito y ubérrimo.
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