Translate

martes, 25 de junio de 2024

Encarnación soñada

 

(Serafín Cuesta)

 

Intentaré reproducir un sueño inédito:


Me veía en el cuerpo de un reptil alado, 

soberbio, impar, implume, anómalo entre 

los animales clasificados disponibles.


De un tamaño prodigioso, podía reptar,

volar, nadar, arrastrarme y cabalgar entre

otras cosas, con un respeto unánime

de todo cuanto se mueve en este valle.


¿Cómo no gozar esa experiencia única?


Sentía que el mundo me pertenecía,

podía elegir lo que me apeteciera

y tomarlo sin más trámite.


No tenía nada que temer, y todos me

temían: Mis fauces y mis garras

persuadían e intimidaban hasta al mejor

dotado de los predadores naturales.


Todos sabían, o percibían que podían

convertirse en mi presa, si yo lo decidía.

Ninguno gozaba de este poder disuasivo

ni algo semejante.


Hasta mi aliento temian…


Gozaba conociendo que todos reconocían

mi superioridad incontestable, y aceptaban

su condición subalterna.


Muchos trataban de ocultarse a mi vista,

por instinto, aunque sabían que no me

costaría mucho detectarlos y capturarlos:


Toda forma semoviente, autóctona o dudosa

estaba a mi disposición. No existía nada

vivo cuya vida no dependiera de mi

decisión:


Hasta las más antojadizas se cumplían

sin atenuantes, ni condiciones.


Pero mi goce se extendía más allá del poder

vinculado a funciones metabólicas: Podía

gozar de sentimientos poco comunes, como

la magnanimidad, algo propio y exclusivo

de la grandeza de aquellos que no tienen

nada ante qué inclinarse:


Me daba placer perdonar algunas vidas

miserables; entre tantos condenados

uno puede despertar un brote de empatía

o compasión hacia los más débiles.


Disfrutaba esa situación, me hacía el

desentendido mostrándome indiferente,

como si estuviera reflexionando en cosas

más profundas.


De pronto levantaba vuelo hacia otra parte.


Siempre hay otra parte en los sueños.

El paisaje onírico es casi infinito:


Podía moverme a mi antojo y elegir

lo que quisiera ¿Qué más podía pedir?


Un dragón no pide nunca nada,

no sabe pedir, ni necesita hacerlo.


Sólo goza, a eso vino

y para eso vive aunque no sea

de este mundo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

 
Licencia Creative Commons
http//ahoraqueestasausente.blogspot.com se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.