(Amílcar Ámbanos)
Sé pulcro con lo que ames,
aconsejaba el ánade
a su huevo impúber.
No seas presa de deseos obscuros.
No nades en aguas estancadas,
o infectadas por deseos impuros
o dudosos.
Que nada contamine tu camino.
Elige siempre la virtud y el bien,
o en su defecto, el vicio sano
que es bien tolerado por el
Ojo Divino.
No preguntes cuántos son
los ojos que te aprueban
o te envidian. La vida está
plagada de impurezas, y es
difícil evitarlas cuando ya no
se es un huevo.
Eres nuevo en este mundo,
pero luego serás libre, sin la
cáscara del huevo protegiéndote.
Debes ser cauteloso, la libertad
mal entendida es un peligro.
La otra también, pero no podemos
dejar de amarla y desearla, con todos
los riesgos que el amor incluye.
Sé pulcro con lo que ames,
aconsejaba al huevo el ave
incubándolo en su propia lengua.
Hay mucho por descubrir
en la Naturaleza. No olvides que
las aves descienden de los grandes
saurios.
Todos descendemos, por lo tanto
tiene que ser bueno, además de
inevitable.
Es mejor ser claro, prolijo y pulcro
como un huevo al descender.
¿Nunca hablaste con uno
de los tuyos?
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