(Senecio Loserman)
Estaba a nada
de escribir el poema deseado
que rozaba la perfección.
Sé perfectamente que la perfección
no es más que una percepción,
provisoria en la extensión del
poema, y una condición ajena
a toda producción humana:
Si pudiéramos hacer cosas perfectas
seríamos perfectos.
Pero el mero roce es ya bastante
excitante para avanzar con el deseo
que sobrenada el poema auténtico.
El deseo reflejado en el objeto poético
es uno bien diferenciable: No todos
los deseos son poéticos, ni contienen
la esencia natural del discurso poético.
Aunque algunos están cerca, se aproximan
a eso, y casi lo rozan, como mi poema
rozagante coqueteando con la perfección.
El poema se encontraba disponible, ya
listo para ser escrito y ultimado:
Estaba a nada de hacerlo, no hubiera
costado nada, pero la ocasión pasó
y no la aproveché.
Puede pasar: no es nada.
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