(Amílcar Ámbanos)
Anoche cené con mi mecenas,
una cena magra, humilde y sin
mayores pretensiones.
Ni él ni yo somos muy pretenciosos.
cada tanto cenamos, sin excesos:
Nos cuidamos.
Yo confío en el mecenazgo, y en
las aptitudes críticas de mi mecenas.
En la sobremesa, revisamos algunos
de mis escritos, cambiamos unas
palabras y él cercena mis poemas
con pasión para mejorarlos.
Yo confío, es mejor confiar
en que todo puede mejorar.
Confío en mi mecenas, su ojo crítico
y sus sabias ablaciones:
Para cercenar, hay que saber.
Yo no podría haberlo hecho solo
y mis poemas nunca habrían tenido
oportunidad de mejorar.
Hay que confiar, es mejor que resignarse
y cenar solo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario