(Esther Miño)
No creo en el sistema
de castigo y recompensa
como recurso pedagógico.
No me gustan los sistemas,
pero si tengo que elegir
prefiero el castigo.
La recompensa, el premio
por hacer lo correcto, sólo
promueve y estimula la
conducta interesada.
Por el contrario, un castigo justo
a tiempo, hará recapacitar al
desviado y retomar la buena senda:
(La letra con sangre entra, decía
Sarmiento que amaba a los niños)
Nada hay más importante para una
persona humana que sus propios
intereses, con o sin educación
(Sin ellos, no seríamos nada de lo
que somos: Sólo una masa amorfa
de individuos indeferenciados, una
manada, nada)
Nadie, en su sano juicio, estaría
interesado en recibir un castigo.
(Aunque hay excepciones)
No hay comentarios:
Publicar un comentario