(Aquino Lamas)
Los excesos pueden echarlo a perder
todo: Un exceso de luz, de agua o
de cuidados podrían ser peores que
su falta, para cualquier cultivo.
La búsqueda excesiva de precisión
al afinar la puntería, puede hacernos
perder la presa y conducir a algo peor:
La pérdida de la fe.
Se suele perder más de lo que se ganaría,
por excederse en la búsqueda de precisión.
La medida es un límite.
Toda aspiración desmedida o excesiva
lleva al desasosiego: el deseo descontrolado
de ser más preciso sólo agrega confusión y
frustración: lo más seguro es lo impreciso.
II
Cuesta recuperar la precisión perdida;
hay precios que casi nadie paga, para
ser preciso.
Una necesidad enajenable, puede mantener
su presión en valores constantes mientras
se talla un corazón sin nombre en un banco
de plaza, ya tallado por el tiempo y sus
excesos (Puede usarse una flecha, una uña
o cualquier objeto punzante disponible)
Para ser más preciso, quedan pocos
bancos como éste, es necesario ir más lejos
en el tiempo, recabar y acreditar la pérdida
fehaciente en los bancos de la fe, dentro de
los plazos establecidos.
(El nombre puede omitirse, no la flecha)
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