Translate

martes, 12 de diciembre de 2017

Notas a evitar

(Ricardo Mansoler)



Evitar: las emisiones violentas
y las emociones infundadas o volátiles.

Evitar los verbos irregulares como complacer
o poner: La irregularidad contiene alteración,
que es germen de violencia (hay que oponerse
a toda violencia que no sea necesaria)

Evitar toda experiencia que incluya alguna
alteración.
Evitar todo lo abrupto, el exabrupto, y los
tonos disrruptivos.

Evitar lo ríspido, lo áspero, lo sinuoso;
preferir el ripio de la repetición.

Evitar el uso de significantes dudosos:
la ambigüedad encubre el conflicto, la
contradicción, acérrima enemiga del espíritu
sereno.

Evitar la provocación injustificada o gratuita
(conviene sospechar de todo lo gratuito)
y toda tensión innecesaria: la necesidad es tensión.

Extenderse en la contemplación de cursos
sosegados y paisajes emanados por la armonía
incontrastable de la Naturaleza, sabia y pródiga
en estímulos inútiles.

Evitar toda actitud y disposición que no nos
reconozca como parte del Orden Natural:
La Naturaleza es sabia y es inútil, condición
que bien asumida es el mayor signo de
sabiduría.

Evitar las posiciones incómodas;
sostenerlas es trabajoso, y el trabajo
es tensión, mayormente inútil.

Evitar las pasiones dudosas:
Es menester ser selectivo
con las pasiones que se cultiven,
si es que no se puede prescindir.

La pasión crea dependencia, esclaviza
las almas desviándolas de su misión
divina, que se desconoce.

La pasión, sabido es, lleva al exceso
y todo exceso constituye un despropósito:

Hay que evitar los despropósitos,
los verbos irregulares y
el exceso verbal.

Y evitar,
evitar el verbo
evitar el verbo evitar
evitar el verbo
evitar.




miércoles, 29 de noviembre de 2017

Reacio

(Senecio Loserman)



Antes era reacio,
ahora soy recio.

Los recios no rezan ni aconsejan:
rezar no resarce de los avatares
de la vida, y es un signo de debilidad
-me persigno-

Todos tenemos un costado débil,
pero los recios nos cuidamos
de exhibirlo: la debilidad debe,
en cualquier caso
merecer nuestro rechazo.

Supe ser reacio a la plegaria
y al rezo. Hoy soy recio, ni
sensible ni sensato: recio y viril
como disponen las hormonas -yo
tengo tantas hormonas, que no las
puedo contar-

Los recios no rezamos, somos reacios
a la oración y al ruego: un recio
nunca pide.

Somos reacios que perdimos la a
en las arbitrariedades de la lucha
contra la debilidad,
en esos arrabales ágrafos. 



El derecho a réplica


(Abel A. Borda)

 
Nada que no sea replicable
me es ajeno, no me canso
de repetir: cada vez somos menos.

Hay que separar: la paja de la soja,
mi vida era un erial, una herida expuesta
a la reproducción automatizada, repito:
una serie de errores no forzados
floreciendo sin causa y sin motivo
en medio del camino que el tiempo
borroneó: un deshojar virtuoso
del pasado erigido en objeto poético
-hay que volver al pasado-

Lo que hay que hacer es repetir
en serie, la vida son ciclos y secuencias,
una serie de repeticiones a tramitar
sobre el paisaje de términos derivantes
-paisajes derivados: soja, sojeros, sojismo
y paisajismo a ultranza; deshojemos:
mi vida, un erial, un erial serial.

Estábamos mejor sin soja
y sin sojeros, ahora hay que volver
a cero: no se puede volver a ser
original, la soja nunca fue un cultivo
original -los originarios no conocían
la soja- Hay que volver a las lenguas
muertas.

Sólo los autodidactas podemos ejercer
la disidencia, aunque cada vez somos
menos: repito.



domingo, 29 de octubre de 2017

Servicios

(Onésimo Evans)


La profunda desigualdad entre las palabras
(las hay sólidas, aguadas, esdrújulas, evanescentes
y dudosas, soeces y engañosas, ambiguas y
ominosas; contamos con excesos verbales y
términos irreproducibles)

¿Las palabras entonces no sirven?

Sirven: dependemos de ellas,
para crear, creer, mentar, mentir, dudar
y crear dependencia.

Cumplen su servicio, obedecen
con la misma eficacia, al justo y al injusto,
al sabio y al necio, al pastor y al mercader,
al filósofo y al embaucador, al publicista y
al feligrés, al político y al poeta, a la víctima
y al victimario.

No necesitan ajustarse demasiado a nada,
la precisión no es un valor excluyente
ni reconocido por los contribuyentes.
Sólo la diferencia es necesaria:

Somos parte de un sistema muy diferenciado,
que apuesta a la diferencia; incorporamos y
emitimos diferentes discursos en el curso de
la vida: un sistema que se sostiene en relación
a las diferencias.

La palabra se ajusta a cualquier necesidad
y propósito; no necesita ser justa o injusta,
pero puede justificarlo todo.

La desigualdad es el rasgo predominante
tanto en las relaciones humanas
como en la lengua que las sostiene.

Aceptamos: Compartimos un mundo
donde impera la desigualdad y se impone
la diferencia -hay capacidades diferentes-

La aceptación de este enunciado
es condición para la reproducción
del modo de producción de diferencias
tanto como para aspirar a algo diferente.

La aceptación es condición
para la desigualdad:

-Aceptar-



martes, 17 de octubre de 2017

El cuerpo y la noción incorporable

(Dudamel Rambler)



Un cuerpo es una forma provisoria.
Percibimos: cuerpos perceptibles
e imperceptibles, cuerpos que perciben
otros cuerpos y que pasan desapercibidos
para una cantidad de cuerpos.

Todos los cuerpos son materia, pero no toda
la materia forma cuerpos.
La cantidad de materia es estable, no así la
cantidad de cuerpos: cada vez somos más.

Los cuerpos son diversos e incontables,
aunque finitos: contarlos, demandaría tanto
tiempo que no resultaría un emprendimiento
sustentable -además, el resultado nunca
sería definitivo: cuerpos aparecen y desaparecen
todo el tiempo-

Hay cuerpos estables e inestables; cuerpos duros,
blandos y dudosos, cuerpos homogéneos y
heterogéneos, cuerpos que mantienen su forma
y cuerpos que cambian.
Hay cuerpos que se mueven por sí mismos
-animados- y otros que permanecen inmóviles
mientras otro cuerpo no decida lo contrario.
Aunque la inmovilidad es relativa: los cuerpos
que reposan sobre este planeta -un cuerpo- se
mueven a una velocidad de 29,5 km/seg. Para
acceder al verdadero estado de reposo, un cuerpo debería
viajar a esa velocidad pero en sentido contrario; y no
es fácil: en algún momento ese cuerpo se alejaría del
cuerpo del planeta -pero para hacerlo debería superar
la fuerza de gravedad- El reposo absoluto no existe,
o bien no es un estado sustentable.

Hay cuerpos que emiten otros cuerpos,
y cuerpos que son incorporados por otros:
una mecánica natural entre cuerpos animados.

El comercio de los cuerpos conoce formas
diversas, algunas más populares que otras.

El comercio es una forma de comunicación
común a todos los cuerpos animados.




martes, 19 de septiembre de 2017

Derechos naturales

(Abel A. Borda)



¿La vivienda es un derecho?
Sí, pero también un negocio, y los derechos,
como sabemos, son todos negociables: se
obtienen por medio de luchas y negociaciones
-la negociación es una forma de lucha, una
expresión evolucionada y menos violenta-

Se lucha por mejores condiciones, para obtener
un precio justo, o para hacer respetar derechos,
aunque a menudo la lucha sea infructuosa. No se
puede dejar de luchar, abandonar la lucha, la lucha
es algo natural en las comunidades civilizadas.

Los derechos humanos no son algo natural, sino
el resultado de siglos de luchas y negociaciones.
La negociación es una resolución del conflicto
propia y exclusiva de organismos muy desarrollados,
criaturas altamente organizadas: Negociamos
desde que conocemos el comercio de la palabra -el
comercio y la palabra son atributos exclusivos del
humano, los otros animales no negocian ni son
capaces de crear riqueza.

Los derechos humanos, que hoy nos resultan algo
natural, son menos naturales que toda la violencia
contenida en nuestra historia.

Distintas culturas y comunidades, no reconocen
por igual esos derechos: la noción de derecho,
como los criterios de justicia, son interpretaciones
signadas por la subjetividad de cada cultura.

Entre los derechos humanos el más aceptado
como natural es el derecho de piso.



miércoles, 30 de agosto de 2017

Falocentrismo y cultura

(Ester Miño)



En Japón, celebran el día del pene.
Penes de diverso tenor
desfilan por la vía pública
acunados por jóvenes japonesas.

Penes imponentes, penes desmesurados,
penes desmembrados participan
de la fiesta popular, desde su erección
indeclinable: una desmesura que sólo
puede ser propia de una cultura
desmesurada.

Esto despejaría la principal duda existencial,
metafísica, ontológica de todos los miembros
de la población masculina: el tamaño no es
un tema menor, el tamaño importa.

Los japoneses no tienen fama de ser bien dotados
(alguna vez leí un informe -hay que leer de todo-
sobre la medida media viril en las distintas etnias
o comunidades -hay gente dispuesta a medirlo
todo- y si bien no recuerdo los guarismos, los
africanos estaban a la cabeza -glande- entre los
beneficiados por la generosidad de la Naturaleza
en este rubro, al contrario de los nipones)

Es justo que las japonesas se expresen en libertad,
enarbolando inopinados penes, reivindicando su
aspiración a un mayor volumen de goce; el goce
es salud y la salud es un derecho.

Hay penes derechos y torcidos, penes excesivos,
hay penes y penes:  penes penosos que no valen un
penique, penes irrisorios, penes risibles y penachos
irreductibles e inopinables.

Acá no tenemos un día asignado a esa celebración,
pero ostentamos como monumento nacional
un imponente falo enclavado en el centro de
nuestra capital.

En cuanto a los japoneses, hay que decir
que las estadísticas son siempre sospechosas
(pienso en Op Oloop, el estadígrafo que con rigor
profesional se había impuesto la tarea de visitar
cada día de su vida un burdel, para recoger información
sobre actitudes y conductas en diversos tipos femeninos,
y lo cumplía a rajatabla. Quería conocer el alma femenina,
algo inútil; ya Freud lo hubo intentado
concluyendo en la famosa pregunta:
¿Qué quieren las mujeres?)

lunes, 21 de agosto de 2017

Poesía y Capitalismo (Sobre el poema de Juan Gelman)

(Onésimo Evans)



Toda poesía es hostil al capitalismo,
aún cuando la hostilidad no se manifieste.

-Pero el capitalismo ha dado buenos poetas…
-Sí, como el esclavismo, el feudalismo y otros
humanismos.

Del mismo modo, hay quien sostiene que debemos
al capitalismo el desarrollo de la ciencia y la evolución
de la tecnología que hoy disponemos.
Un argumento débil:  La producción de conocimiento es 
muy anterior al capitalismo, este sólo le ha fijado una 
dirección, que es la que le resulta útil.  Así, se han 
producido conocimientos que fueron discontinuados
por ser hostiles a los intereses del capital.

La poesía, el sistema poético, es hostil
a todos los sistemas, y es hostil a las definiciones:
No hay una definición definitiva, la poesía
se defiende no siendo idéntica a sí misma.

El capitalismo suele tolerar todo aquello
que no lo reproduce ni lo representa,
mientras no moleste.

Un poeta puede molestar, o no.
Un poeta no tiene por qué ser popular -hay quien
sostiene que no puede: habría contradicción entre
esos términos-

El Capitalismo es más popular que la poesía:
Los sentimientos propios del capitalismo, como
el sentimiento de propiedad, la codicia, la astucia,
el servilismo, la traición, el oportunismo, son
en nuestra tradicion más populares que el
sentimiento poético.

Se podría profundizar en esta relación
entre capitalismo y poesía, pero el capital
rechaza la profundidad, sólo quiere sujetos
superficiales, seres seriales que entablen relaciones
superficiales: El valor está en la superficie, todo
lo útil está aquí.

Hay autores que sobrenadan esa superficie,
se adaptan a las condiciones impuestas
a cambio de mantenerse a flote.

Pero la poesía es hostil a las adaptaciones,
la poesía es riesgo y aventura; debe elevarse
para llegar al fondo, debe agitar y cuestionarlo
todo: Debe alterar el orden, la poesía
linda con la filosofía y con la locura.
No puede, el poeta, dejar de ser profundo,
no puede negociar: el poema no es literatura
y “la poesía sólo exige la abolición del mundo”




(Toda poesía es hostil al capitalismo:  Poema de Juan Gelman)

viernes, 11 de agosto de 2017

El costo de la vida

(Abel A. Borda)



Las dificultades aumentan
a un ritmo sostenido
mientras dibujo un ocho

Abochornado,
observo como aumenta
a un ritmo sostenido
el costo de la vida

¿Qué es la vida, un frenesí?

No, ante todo es cuestión de mantener
el ritmo, superando las dificultades
que aumentan a un ritmo sostenido
mientras dibujo un ocho.

Repito: no hay que abochornarse por
repetir; la base del ritmo es la repetición
-que además, caracteriza la realidad
psíquica del sujeto-

El costo de la vida, así como su aumento,
debe aceptarse como algo natural:
la vida es un derecho, como es sabido,
y todo derecho tiene un costo.

(Hay costos y costas, derechos y derechas:
hoy nadie se reconoce de derecha; las
derechas han reconocido su derecho a no
reconocerse. Lo correcto es ubicarse en el
centro de lo que sea: la centralidad permite
mayor margen de maniobra)

Pero no hay que amilanarse ni deprimirse
por el alza del costo de la vida;  también
podemos interpretarlo como una oportunidad.
Si los costos se disparan, sólo es cuestión
de sostener el ritmo y trasladarlos a los precios

(el problema sería la caída de la demanda; ahí
hay que salir a buscar nuevos mercados, mejorar
la oferta, agregar valor al producto, y recurrir a
una publicidad inteligente y agresiva, capaz de
convencer a todos de que lo nuestro es útil,
necesario, e incluso imprescindible: Lo mejor
es ofrecer algo que parezca imprescindible.
 
Uno paga lo que no tiene con tal de no
prescindir)


lunes, 31 de julio de 2017

El pensamiento negativo

(Tomás Lovano)



Encontrar un pesimista que no fume
es como hallar una aguja en un pajar…
Leía en un sitio virtual.

Es natural relacionar un hábito nocivo
con un sentimiento negativo  (pienso,
mientras sigo recorriendo esta página
de signo negativo)

Por el contrario, los cultores del pensamiento
positivo, emanan optimismo, predican el
entusiasmo y suelen ser ajenos a conductas
adictivas. No necesitan refugiarse en vicios
o adicciones, viven sin contradicciones:
aceptan la realidad tal como es,
o como la perciben,
o como la quieren percibir.

El pesimista fuma, consume humo
y visita sitios de signo negativo
donde se reconoce y realimenta
su pesimismo natural.

Se podría dividir las páginas de la red
en dos grupos: positivas y negativas.

Las primeras, con distintos matices,
ensayan aproximaciones a valores subjetivos
como la armonía, la serenidad y la paz
espiritual, la vida saludable y cuestiones
vinculadas a la búsqueda de la espiritualidad
y la superación individual, con especial cuidado
de no confrontar con la realidad social, ni con el
sistema económico y sus expresiones políticas.
Lo positivo, está en la aceptación: aceptar para
poder avanzar, competir y superarse como individuo.

El otro grupo, en cambio, pareciera concentrar
todo lo negativo de la experiencia humana:
Negadores de la fe, de los valores tradicionales,
de la tauromaquia y de la tracción a sangre,
negadores de las leyes naturales, de la propiedad
y su función social, de las instituciones, negadores
de la historia oficial, de los derechos naturales de los
conquistadores, de los sentimientos nacionales, y
negadores de la patria, del Estado y de la cultura del
trabajo…

Negadores seriales, sólo los une el apego a esta
condición o la pasión por el signo negativo.
Inadaptados que quisieran cambiar el mundo,
tan solo para no tener que adaptarse,
-que siempre es trabajoso- y seguir en su zona
de confort, visitando páginas de signo negativo,

mientras fuman, siguen fumando...



sábado, 29 de julio de 2017

Poemas artificiales

(Abel A. Borda)



¿Cómo sé que no soy un robot?
Decía el poema artificial (todo
poema es artificial)

Una novela: “El día en que una computadora
escriba una novela” estuvo a punto de ganar
un prestigioso concurso literario en Japón.
El dato curioso:  era una novela escrita por
una computadora, y no era la única.

Si una computadora puede escribir
novelas, también puede hacer poemas.

Hace años, pude leer algunos experimentos
de cierto interés.
La inteligencia artificial no parece conocer
límites, hay que reconocer.

No hace falta demasiada inteligencia
para hacer poemas. No hace falta ser
inteligente, basta con ser poeta (algunos
lo son, pero eso no los hace hacer mejores
poemas)

Hay que ver lo positivo, dejar de lado el
narcisismo y entender que ésto puede renovar
y revitalizar el ámbito poético, y representar
un aliciente para tanto poeta que no encuentra
su lugar en este mundo.

La sociedad moderna no necesita poetas, sino
emprendedores, desarrolladores, asesores,
gente competente con voluntad de crecer y
generar oportunidades. Todas las necesidades
tienen una resolución tecnológica, y las
tecnologías se desarrollan impulsadas por la
competencia.

La fórmula que rige la condición ontológica
del sujeto posmoderno:  Ser es competir,
se impone en todos los ámbitos, y los poetas
están desde hace tiempo fuera de toda
competencia: había escasa demanda y
demasiados poemas.

Ahora, se presenta la oportunidad de competir
con máquinas, un nuevo desafío que se traslada
al lector: debe descubrir si lo que lee es obra
de un autor humano o no (aunque el lector
también pueda ser un robot)


domingo, 23 de julio de 2017

Opciones

(Ricardo Mansoler)



“Quien no escribe, ni está enamorado, ni se
psicoanaliza, está muerto” Julia Kristeva.

Difícil compartir, más aún por quienes no se
encuentren comprendidos en estas tres
experiencias vitales. Pero también para el
incluído: Compartir es aceptar que se comparte
el mundo con una mayoría muerta…

Está claro que estos verbos no gozan de gran
popularidad entre nosotros: la mayoría no escribe
ni se psicoanaliza, y el estado de enamoramiento
es algo azaroso, así como difícil de sostener en el
tiempo; más bien relacionado a cuestiones hormonales
y fantasías juveniles.

Nadie decide enamorarse ni estar enamorado -y si lo
hiciera, podría no ser correspondido, con lo que sólo
obtendrá un padecimiento inútil, desazón, angustia y
un sentimiento de fracaso que podría llevarlo al
suicidio.., o al analista.

El psicoanálisis sí implica una decisión personal, pero
hasta ahora no resulta accesible a las mayorías.

Escribir pareciera ser la opción más viable y sencilla:
escribir escribe cualquiera, y es gratis. Pero no todos
compartimos esta inclinación, por no hablar de vocación,
aptitud o aún necesidad. La necesidad no sería condición
necesaria; la necesidad se crea, como el hábito. Una vez
establecido el hábito, escribir se vuelve algo tan natural
como fumar -hay hábitos que ayudan a soportar la vida
y otros que la acortan;  algunos ofrecen ambos servicios-

El primer paso no es fácil; hay que superar la incertidumbre
de toda iniciación: ¿Qué escribir? ¿para qué? ¿para quién?
Pero una vez superado este punto, el camino se despeja y
las palabras se deslizan con fluidez, como organismos vivos,
al ritmo del pensamiento que las dispone, con distinta
precisión y eficacia, según las condiciones subjetivas del
emisor y el desarrollo del hábito. Y ya sin necesidad de
responder preguntas inútiles -nadie sabe para quién escribe,
ni por qué-

En cualquier caso, se sabe que todo el mundo puede escribir,
con distintos resultados. Escribir no es difícil, lo difícil
es no escribir. Escribía Tolstoi.

En conclusión, para todo aquel que suscriba la afirmación
de Kristeva, hay dos opciones seguras: O asumirse como
parte de los muertos -con las ventajas de pertenecer a la
mayoría- o escribir, escribir hasta que la muerte lo separe
del mundo de los vivos, aunque esta presunción no ofrezca
demasiadas seguridades.


viernes, 23 de junio de 2017

Ejercicios

(Remigio Remington)



Un poema es siempre un ejercicio.
Todo poema, cualquier poema:
este ejercicio.

Ejercicio, es aquella práctica repetitiva en
la que se incurre para recrear alguna
aptitud o capacidad, con la ilusión de
hacer algo mejor.

La vida, es un ejercicio, como respirar.
Hay ejercicios para todo: fortalecer,
tonificar, reducir, o bien de mantenimiento
(mantener lo que se tiene puede ser una
buena aspiración)

Un ejercicio vano, no deja de ser un ejercicio.
Vano o inútil, son adjetivos cuyo valor reside
en expresar la falta de valor; sirven para calificar
aquello que no produce ni agrega valor.
(Sin valor no hay equivalencia, y en consecuencia
no hay intercambio: no hay nada que negociar)

Un poema es siempre un ejercicio.
La práctica de hacer poemas, es
un ejercicio vano: no crea valor ni produce
utilidad, ni genera nuevas fuentes de trabajo.
Hay que ser necio para hacer poemas,
habiendo tanto para hacer.
No está comprobado que esta práctica
sea adictiva, pero se sabe que hay un alto
índice de reincidencia.

Sin embargo, el poema, a diferencia de la acción
que lo produce, puede contener alguna utilidad
residual (como distraer a alguien de su práctica
repetitiva) y algo peor:

Dicen que un buen poema
inspira al lector a escribir otro.


martes, 13 de junio de 2017

Causas naturales

(Horacio Ruminal)



Las ocho personas más ricas del mundo
poseen tanta riqueza como la mitad
más pobre.

Los números no mienten ¿Una realidad?
No: sólo un dato de la realidad, el mundo
no se divide en mitades; una buena parte
dudaría sobre su pertenencia a cualquier
mitad. Toda división es arbitraria.

Los números no mienten, pero se pueden
acomodar a las necesidades, y servir
para sostener mentiras.

La realidad abunda en cifras tan diversas
como el volumen de información que
circula a una velocidad que casi no podemos
procesar.

El desarrollo de la comunicación nos torna
cada vez más dependientes: Sabemos que
disponemos de la información necesaria
para todo, y aún más.

Sabemos más: La información nunca es
neutral, recurrimos a aquellas fuentes con
las que podemos identificarnos.

Una realidad: Hay que saber discernir
entre causa y efecto.

Hay causas que se desconocen, pero eso
no significa que nos sean ajenas o que
podamos permanecer ajenos; por acción
u omisión solemos servir causas que desde
una lógica racional resultarían contrarias
a nuestra voluntad (la voluntad es propiedad
de la conciencia, que está sujeta a estímulos,
intereses y acciones del mundo exterior: no
es algo para confiar, menos aún aquellas
voluntades que se suman para hacer causa
común)

Ninguna causa es común, lo único común
es vivir sin causa. Luego hay causas propias
y ajenas a disposición, que cada quien abraza
o sirve con mayor o menor eficacia.

También, puede uno no reconocerse en ninguna
causa, y permanecer ajeno, sin abrazar ni servir,
observando con naturalidad una vida en plena
prescindencia (lo cual nos exime de la duda:
¿abrazamos causas o somos abrazados?
¿Hacemos propia una causa cualesquiera
o ella nos apropia?)

La propiedad, sigue apareciendo como una
buena causa, está en nuestra naturaleza
según algunos pensadores (y es lo que hace
que se valore el pensamiento propio).

También, es lo que permite que ocho personas
se adueñen del mundo y controlen nuestros
destinos como algo natural.

No creo en las causas naturales.


jueves, 8 de junio de 2017

Producto original

(Onésimo Evans)



Producto original, se lee en el celofán
del atado de cigarrillos; cigarrillos baratos:
el nombre, y hasta los colores de la marquilla
son un remedo de una marca conocida.

Se puede inducir la advertencia: Nos previenen
ante el posible engaño de los que medran con la
imitación fraudulenta. Hay que estar atento, no
todo es lo que parece: estamos rodeados de
objetos que no son más que réplicas de otros.
Estamos inmersos en un mundo ficticio y en una
cultura del simulacro. Hay que dudar de todo, como
advertía el filósofo alemán (¿sería alemán?)

(Recuerdo cuando en mi lejana adolescencia, le
había encargado a mi novia la compra de un
pantalón marca Levis, en Once -mi horario de
trabajo no me permitía hacerlo- Y para mi
sorpresa y decepción, me trajo un Robert Lewis,
una burda imitación. Me resigné y lo usé
copiosamente; no me quedaba mal, aunque la
diferencia de calidad era ostensible. Al fin, sin
haberlo querido, estaba contribuyendo a la
industria nacional… También, empecé a resignarme
a que mi destino estuviera signado por segundas
marcas y opciones alternativas, en fin, nada original)

Se hace difícil reconocer lo original, cada vez más.
Ni siquiera se puede confiar en la identidad de una
marca. Nuestra natural propensión a la fidelidad,
tiende a pasar por alto algo significativo: las firmas,
las empresas, suelen cambiar de dueño una y otra vez,
algo natural a las leyes del mercado.

Producto original:  Todo producto tiene un origen; 
hay una materia prima, provista por la naturaleza, y
una elaboración:  la intervención humana transforma
la materia en producto.
No somos los únicos organismos que producen, ni que
se organizan para producir;  hay especies que lo vienen
haciendo desde mucho antes.  Lo único original de que
podemos vanagloriarnos, lo que nos diferencia y nos
hace únicos,  es la adulteración, la capacidad de producir
objetos engañosos y reproducir falsedades.
Estamos rodeados de objetos y sujetos
que no son más que réplicas de otros.
¿Cómo distinguir el original?

El celofán es significativo: “Producto original”
Estos significantes dan cuenta que no sólo
imitamos y falsificamos lo original, sino también
la réplica, lo falso, que puede tornar original
dando lugar a nuevas y sucesivas falsificaciones.
En este punto, habría que abandonar toda pretensión
de originalidad y resignarse a compartir este estado
de incertidumbre donde todo cuanto nos rodea
es de procedencia dudosa o, en el mejor de los casos,
mera reproducción.

(Esta conclusión ya ha sido formulada)


martes, 30 de mayo de 2017

El valor del orden

(Senecio Loserman)



Casi todo está en orden,
me inclino a creer.
Valoramos el orden como principio
-aunque sabemos: en un principio
fue el caos- y como noción superadora.

El orden es garantía de previsibilidad,
ante todo. Observamos órdenes establecidos,
a sabiendas que su continuidad favorece
el cumplimiento de ciertas funciones.

Hay un orden exterior que nos precede
y compartimos, y hay otros órdenes
y otros:
Hay un orden interno y un orden cerrado,
hay ordenadores y ordenados,
hay ordenamientos y ordenanzas.

Hay un orden lógico y un orden analógico,
un orden cronológico y un orden patológico,
el orden natural y el sobrenatural,
un orden necesario y órdenes subalternos.
Hay  órdenes. 

Hay quienes aman el orden y quienes aman
obedecer órdenes: sólo obedecen por amor.

Todo está en orden, escribo para mi,
para ordenar mi pensamiento -lo mismo
es pensar y ser, pensaba Parménides-

No sé que pensar, pero puedo escribirlo,
en este orden.

Todo está en orden, me inclino a creer
-me inclino ante el papel pautado-
Me inclino para despuntar el hábito:
los hábitos ordenan la vida de los mortales.

Escribo para mantener el orden
-la repetición es condición del orden, y es
un orden en sí misma-

Escribo ensimismado -tengo este hábito-
Los hábitos ordenan la vida, los vicios
la adornan y completan. Leo.

Hay vicios y vicios,
me dijo un visionario.
Hay vicios reales y virtuales:
en virtud del vicio, se puede desarrollar
la vocación de ser vicio  -soy lo que hago:
uno puede elegir lo que le sirve, y puede
elegir a qué servir-
El vicio es soberano.


miércoles, 24 de mayo de 2017

Contra la unidad

(Carlos Inquilino)



Dominados por la ilusión de unidad,
o por la voluntad de compartir
ese deseo sin sustento histórico
-o dominados por el temor a la soledad-
nos sometemos a formulaciones débiles,
apoyadas en dudosas premisas:

Hay que unirse, hay que sumar; sumarse
para ejercer presión; juntarse para hacer
número. Limar diferencias y estrechar
vínculos para hacer bulto: un volumen
creciente e indiferenciado que aspira
a superarse por medio de la agregación,
la adición y la repetición: Unidos y
dominados.

Creemos en el poder de la acumulación:
Acumulamos experiencia, hasta ahora
inútil, pero nunca se sabe:

La relación de fuerzas entre una mayoría débil
y un poder concentrado e implacable, puede
alterarse -el poder de la concentración no
conoce límites-

Acumulamos experiencia a cada instante,
acumular es humano: más que el deseo y
más que la conciencia -un producto de la
acumulación de experiencia-

Nos aglutinamos bajo distintas consignas,
nos agrupamos y hacinamos con cualquier
pretexto: todo argumento es aceptable; la
debilidad aspira a la uniformidad, apostamos
a la suma y al movimiento uniforme.

Hacer causa común es una buena causa:
Aún a aquellos que no acuerdan, no comparten
usos y valores establecidos, se sienten ajenos a
las tradiciones culturales y a los sentimientos
populares, sólo les queda unirse para hacer
valer sus derechos; la unión hace la fuerza:

Dominados por la condición débil de nuestra
naturaleza, valoramos el ejercicio de la fuerza
como medio de superación.
Toda la experiencia histórica avala el desarrollo
forzoso como continuidad y como condición
para sostener el proceso acumulativo:

Siempre se impusieron los más fuertes, los más
aptos en el uso de la fuerza -pero ellos no se
aglutinan, no se aglomeran, ni necesitan
convocar a la unidad-



domingo, 30 de abril de 2017

Dialéctica expansiva

(Epifanio Webber)



No hay expansión sin tiempo,
una creación del pensamiento abstracto,
el tiempo, que también hace posible
la inversión:
No hay tiempo sin expansión,
una fórmula algo más riesgosa o inquietante
para el pensamiento lógico, que necesita
límites precisos: habría que recurrir
a Einstein, y detenerse en la relación
tiempo – espacio (él se detuvo, para poder
avanzar: la contradicción es una condición
evolutiva)

Sin contradicción no hay evolución:
El eje de hegel era la contradicción,
la lucha entre opuestos contenía la fórmula
superadora.

Pero el hombre no era algo que mereciera
ser superado. Kant no pudo, y Nietzsche
perdió el juicio mucho antes de ser objeto
de disputa entre ideologías opuestas. 
(¿lo perdió?)

La contradicción, siguió su curso evolutivo:
se expandió. El ser expansivo suele prevalecer
entre los seres auto reconocidos como sujetos.
Es difícil oponerse a la expansión hoy (puedo
decir hoy como presente, pasado o futuro: el
sujeto es expansivo en relación al tiempo; el
sujeto siempre puede expandirse, no hay límites
precisos en cuanto a su vida útil)

Está muy expandida la idea (o el prejuicio)
de que la expansión es un valor: todo lo que
se expande es bueno.

La valoración positiva de la expansión
está en sintonía con el sistema económico
dominante, cuya naturaleza expansiva
reposa en la noción de crecimiento ilimitado
o expansión indefinida.

Habría que definir la expansión, pero no
queremos extendernos:  sólo expandirnos -el uso
del plural en la primera persona, está expresando
la condición expansiva de quien está escribiendo:

Cualquier persona puede expandirse
si se concentra intensamente en ese deseo
(Concentración y expansión parecieran términos
opuestos, una contradicción que la realidad
desmiente:  los poderes concentrados no cesan
de expandirse, algo que algunos observan
como un signo evolutivo de la condición humana)

En cualquier caso, una contradicción en plena
evolución:
 
Toda evolución genera nuevas
contradicciones.

sábado, 29 de abril de 2017

Sábado

(Tomás Lovano)



No sé que día es hoy,
podría averiguarlo,
pero no hay ningún motivo.

No sé que día es hoy.
¿Qué cambiaría saberlo sábado?
¿Qué diferencia a un sábado de otros
días?

Todos los días podrían ser sábados
y vivir en la continuidad de un eterno
sábado, no nos haría menos sabios ni
más interesantes. Nos aburriríamos
del sábado como nos aburrimos del
domingo: No me aburro de no saber
qué día es.

Hoy puede ser un gran día, pero es más
probable que sea un día olvidable,
llámese sábado o no (al cabo, los grandes
días también se olvidan)

No recuerdo ningún sábado en particular,
como tampoco ningún día con otro nombre.

Como si no fuera suficiente con el nombre,
los días también tienen número.
No sé qué día es hoy, aunque podría averiguarlo
para poner la fecha arriba, en el ángulo superior
derecho de la hoja, como supe hacerlo alguna vez.
¿Para qué?

Hay quienes necesitan registrar todo,
para disponer de información.
El exceso de información también puede ser
un problema, una sobrecarga inútil: una
redundancia.

Una memoria de 64 años está atiborrada
de información inútil.

Hay quienes viven al día, necesitan
saber qué día es, para poder vivirlo
u ocuparlo.

Cualquier día puede ser hábil o inhábil
si se acepta como tal y se está dispuesto
a desarrollar alguna habilidad;  sólo
hay que tenerla y ocuparse:  
No es mi caso.

¿Qué es el día?
¿Una abstracción? ¿La ilusión de renovar
la continuidad de todo en la expresión de un
movimiento cíclico que se repite?

El día es una palabra, dos sílabas,
tres letras. Un acento en el centro
de la isla, cuya superficie se habita
sin necesidad de ninguna habilidad.

Cada día es único e irrepetible,
estamos en condiciones de repetir.

El consumidor final necesita estar al día
para que no lo sorprenda ninguna fecha
de vencimiento (los vencimientos no
descansan)






viernes, 21 de abril de 2017

Nuevos aportes a la teoría del valor

(Teodoro Losper)



Hay que tener valores.
Los valores hacen a la subjetividad
y hacen que el sujeto pueda reconocerse
a sí mismo en ellos, y compartir
valores con otros sujetos del mismo
valor (o equivalente).

Los valores signan y determinan
el tipo de relaciones que establece cada
uno. Sin valores, se desvanece la noción
de sujeto: un sujeto sólo es en relación a
otros, y el intercambio responde a valores,
que a su vez permiten que el sujeto le
asigne un valor determinado a cada relación:

Sin valor no hay interés, y toda relación
entre sujetos, obedece a algún interés (los
intereses son inseparables).

Hay valores intercambiables, ajustables,
actualizables (es conveniente una actualización
periódica, la vida es cambio; uno no puede andar
con los mismos valores de hace 20 años).

Es valorable aceptar que otros tengan otros
valores, aunque no se compartan. La noción
de valor, no sólo permite valorar, compartir y
agregar valor, sino también distinguir entre
los que tienen valores y aquellos que no tienen
ningún valor.


lunes, 17 de abril de 2017

Vocales

(Carlos Inquilino)

Vivo en el 5º E.

E es la segunda vocal
en el orden establecido.

No se conoce el orden cronológico,
pero todo indicaría que primero
fue la A.

Antes de hablar, emitíamos
sonidos sin sentido -con el habla,
inventamos también el sentido-

Conociendo la A, se hizo necesario
incorporar otros sonidos, para
combinar y repetir, y obtener sentido:

Una cantidad acotada de sonidos
resultó suficiente para la emisión
y el intercambio de sentido,
sólo cinco vocales -el resto no son
sonidos puros-

Unos pocos sonidos articulables
contienen todos los sentidos posibles:
cabe ahí todo cuánto tenemos para
decir, todo lo que se puede pensar,
en todos los idiomas.

El mundo sensible, es algo más vasto,
intuímos, mientras nos resignamos
en silencio a estos sentidos:

El lenguaje es la casa del hombre,
según el filósofo alemán  -en cualquier
idioma, somos locatarios-

Todos los lenguajes, podemos generalizar,
son arbitrarios, como todos los sentidos
y todos los usuarios. 

La propiedad es también, como el lenguaje,
algo arbitrario, señor copropietario.

Todos podemos ser locadores
o locatarios.

Soy el del 5º E.




 
Licencia Creative Commons
http//ahoraqueestasausente.blogspot.com se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.